Enternecedora historia de un perro ciego y su inseparable guía, otro perro

Cuando Hoshi, un perro de la raza Esquimal Americano, cumplió 11 años, tuvo que sufrir una operación delicada: le extirparon los dos ojos debido a un glaucoma ocular, dejándolo completamente ciego. Sufrió tanto el Esquimal Americano, que su familia pensó que no superaría el dolor. Las cosas fueron muy duras para Hoshi hasta que conoció a Zen, un pequeño Pomerania que se ha convertido en su mejor amigo.

La familia de Hoshi adoptó a Zen seis meses antes de que el Esquimal Americano se sometiera a la operación que le dejó ciego. Zen fue encontrado vagando por las heladas calles de Spokane, en Washington, sucio y completamente enmarañado. El Pomerania sufría un agrandamiento del corazón, un edema pulmonar, estrechamiento de traquea y tenía casi todos los dientes caídos.

"En el momento en que lo vi, me enamoré", dijo Paulina Pérez, la dueña de los dos perros. En una entrevista para el diario animalista 'The Dodo' señaló que "nunca se imaginaría el papel tan importante que jugaría Zen en la vida de Hoshi".

Paulina y su novio no estaban seguros de como reaccionaria Hoshi ante este nuevo inquilino, pero como se ha podido apreciar con el tiempo, Zen era exactamente lo que Hoshi necesitaba. Al parecer, Zen se dio cuenta a la primera de que Hoshi estaba ciego y que necesitaría ayuda extra, y por eso, está siempre a su lado, para asegurarse de que el Esquimal Americano va exactamente a dónde quiera ir. Ahora la pareja publica todas las aventuras delos perritos en una cuenta particular de Instagram.

"Decidimos darle a Zen el rol de guía, y por eso les unimos en una misma correa, pero aunque les pongamos en correas separadas, se vuelven a juntar", dijo Paulina en la entrevista.

Pero no solo Zen es el que ha ayudado a Hoshi, sino que Hoshi ayudó mucho a Zen en los primeros días del Pomerania en la casa. Hoshi ayudó a Zen a tranquilizarse y situarse con total normalidad en el hogar. Según Paulina: "Zen adquirió muchos hábitos de Hoshi".

Está claro Zen y Hoshi tienen sus luchas particulares, pero saben que juntos, no hay nada que no puedan hacer.