Junts per Catalunya (JxCat) y ERC han retomado los contactos para tratar de restañar heridas, después del choque de este martes, aunque el acuerdo para desbloquear la investidura va para largo, mientras el PDeCAT reclama ser escuchado y apuesta por formar Govern de manera "urgente" y actuar dentro de la "legalidad".
Tras la tensión entre JxCat y ERC, a raíz de la decisión del presidente del Parlament, Roger Torrent, de posponer la admisión a trámite de una reforma legislativa para permitir la investidura a distancia de Carles Puigdemont y de acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) para defender al líder de JxCat, miembros de ambas fuerzas soberanistas mantuvieron una reunión y otra este miércoles, para intentar reconducir su progresivo distanciamiento.
Los negociadores buscan ponerse de acuerdo no sólo en la investidura sino también en el diseño del nuevo gobierno y su plan para esta legislatura, aunque según fuentes soberanistas las conversaciones pueden prolongarse aún "un par o tres de semanas".
Si bien hay avances en algunos aspectos, la negociación está encallada en el punto clave, que es el papel que debe desempeñar Puigdemont, que huyó a Bélgica sin fecha de regreso a España, donde le espera una orden de detención.
Con este interrogante abierto, JxCat -que reclama un papel preponderante para Puigdemont- y ERC -reacia a darle la batuta del Govern a un president en Bélgica- quieren solucionar sus diferencias con discreción, para no repetir la escalada de tensión vivida este martes, de la que, sin embargo, hoy se han oído aún algunos ecos.
El vicepresidente primero del Parlament y diputado de JxCat, Josep Costa, ha alertado de que la demanda de medidas cautelares que prevé pedir Torrent al Tribunal de Estrasburgo no tiene "garantías de éxito" y ha pedido no hacer el "ridículo".
Por su parte, el exvicepresidente del TEDH Josep Casadevall ha explicado que la demanda de medidas cautelares se resolvería en un plazo entre 24 y 48 horas en caso de que fuese estimada. Sin embargo, ha advertido de que se adoptan "casi siempre" en circunstancias en las que está en riesgo la vida de una persona, o en un caso de torturas, y ha alertado de que "hay casos en los que el tribunal dicta medidas cautelares y el país no las acata".
El coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maíllo, ha dicho que su partido no contempla el escenario de que el Tribunal de Estrasburgo autorice la posibilidad de que Puigdemont pueda ser investido, antes de que mañana el jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, analice en Madrid la situación en Cataluña con los representantes de la entidad Societat Civil Catalana.
El delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, ha hecho hincapié en las "dificultad" entre JxCat y ERC para tirar adelante una investidura, ante lo cual el líder del PPC, Xavier García Albiol, ha remitido una carta al presidente del Parlament en la que reclama iniciar una nueva ronda de contactos.
En cambio, el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, ha reclamado a través de una carta abierta desde la cárcel "unidad" y "generosidad" a las fuerzas soberanistas para que alcancen un acuerdo que permita "hacer frente" a la "represión" del Estado.
Mientras tanto, la plana mayor del PDeCAT celebró el pasado lunes una reunión en la que, según las fuentes consultadas, de forma muy mayoritaria los presentes coincidieron en reivindicar el rol del partido en la toma de decisiones, para formar Govern de manera "urgente" y actuar dentro de los márgenes de la "legalidad".
En la reunión se insistió en seguir acompañando a Puigdemont y buscar una fórmula para reconocer su legitimidad, sin que eso sea incompatible con poder formar ya un Govern que "levante" cuanto antes la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
A lo largo de la reunión se insistió en reivindicar el papel del PDeCAT, el "partido del president Puigdemont", que "está vivo" y que coopera en las filas de JxCat con perfiles independientes diversos, como la propia portavoz del grupo parlamentario, Elsa Artadi.
Precisamente el nombre de Artadi, que mantiene una relación de tirantez con la cúpula del PDeCAT, es una de las alternativas que han sonado como posible plan B si Puigdemont no puede ser investido.
Cualquier hipotético cambio de candidato a la investidura, según fuentes del partido, debería plantearse en todo caso por iniciativa del mismo Puigdemont y ser avalado por los órganos de dirección del PDeCAT, entre ellos el consell nacional.