Los nacidos en los siete los países marcados en rojo por Donald Trump no podrán entrar en EEUU en los próximos tres meses. La orden afecta a Siria, Irak e Irán en Oriente Medio, Yemen y Somalia en la zona del Cuerno de Africa, y además Sudán y Libia.
No está claro cuántos son los afectados, pero sí que en los últimos 10 años, medio millón de personas procedentes de esos siete países obtuvieron un permiso de residencia y de trabajo. Esa 'carta verde' ya no les garantiza la tranquilidad, ahora se preguntan qué pasará con sus vidas.
Mohamed es uno de los afectados, no puede esperar cuatro meses para aterrizar en Estados Unidos porque tiene cáncer. Su padre, que tenía todo preparado para mudarse allí, cuanta que ahora sólo le preocupa "su tratamiento".
También están en un limbo varias familias iraquíes a las que han concedido asilo. "Vendí hasta los muebles para conseguir dinero y ahora veo que ha sido en vano. Estoy a la espera", cuenta uno de ellos.
El decreto presidencial no sólo afecta a los refugiados, también a inmigrantes legales que viven en Estados Unidos y que han nacido en alguno de los siete países vetados por Trump. Algunos han sido detenidos al llegar de vuelta.
La indefinición causada por el decreto puede provocar problemas con terceros países en el caso de ciudadanos con doble nacionalidad, afectados también por la prohibición.