Porque a las ocho horas de colegio, hay que sumar hasta tres más de tareas en casa. “Es entrar por la puerta y meterme directamente en el cuarto a estudiar”, “entre deberes y exámenes es que no me da la vida para tantas cosas”, “no tengo ni cinco minutos para descansar. Me siento en mi mesa y me pongo a hacer deberes”, son algunas quejas de los escolares.
Según la OMS, España tiene un problema con los deberes escolares que degenera en estados de nerviosismo, tensión y tristeza. Una presión que se agudiza cuando los chavales cumplen 15 años y afecta más a las chicas que a los chicos.
“Tienen ansiedad depresión, pesadillas, no quieren ir al colegio. Incluso hay familias que pensaban que era acoso escolar y es por los deberes”, afirma Jesús Salido, presidente la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA).
Esta organización ultima una carta para enviársela al ministro de Educación en funciones, Iñigo Méndez de Vigo, en contra de la obligatoriedad de los deberes escolares y las posibles sanciones por no hacerlos.
Numerosos expertos indican que en España tenemos una metodología de enseñanza muy tradicional que está cambiando, pero muy poco a poco. “Ya la palabra deberes es horrible, buscamos que lo vivan como un extra a su aprendizaje”, precisa Tamara Ruza, orientadora escolar.
Se comienza a trabajar con la experiencia, con proyectos, porque los niños necesitan tener tiempo, incluso para aburrirse. “Esto genera mucha más creatividad e imaginación que estar simplemente sentados haciendo sus deberes”, asegura Ruza.
Los niños españoles estudian fuera del colegio una media de 6 horas y media a la semana, el doble que los estudiantes de Suecia, Finlandia, Corea o Japón.