67.000 personas inundan la playa de Cullera en el Medusa Sunbeach Festival

¿Cuántos acordes hacen falta para que 67.000 personas tomen la playa al ritmo de la música dance, indie, techno y remember? A esta pregunta bien pueden responder los organizadores del Medusa Sunbeach Festival, un nombre que tiene que empezar a sonar a todo aquel forofo festivalero que quiera vivir una experiencia musical que se precie.

Medusa Sumbeach Festival ha cumplido dos años de vida. Dos ediciones que le han servido para pasar de un humilde festival de playa a las orillas de la costa valenciana a un evento a la vanguardia de los festivales a nivel internacional, con una oferta de DJ’s de la talla de Steve Aoki, Diplo, Dimitri Vegas & Like Mike o los clásicos indie que siempre arrasan allá donde van: Vetusta Morla, Delorean, Lori Meyers o Delacruz son algunas de las actuaciones que han dejado un escenario algo más que alto.

Durante dos días, la playa de Cullera en Valencia ha sido testigo del elenco de artistazos que han dejado su huella en el mapa musical valenciano. Una explanada de 150.000 metros cuadrados que abría sus puertas en la primera jornada con los DJ Carl Cox, Steve Aoki o Dimitri Vegas & Like Mike en los dos escenarios principales y con Vetusta Morla como cabeza de cartel en el escenario indie. Un comienzo por todo lo alto pero con mucha mecha por quemar todavía.

El escenario principal ha sido diseñado por un artista fallero

Porque el sábado se superó si aún quedaba algo por superar. Y el reto lo tenían artistas tan variados como Sander Van Doorn en el escenario principal, Delacruz, Arizona o Lori Meyers en el área Indie o Paco Osuna en la zona Techno. Reto superado y la prueba estuvo en los miles de fans entregados que lo dieron todo desde el atardecer hasta el mismo amanecer. Una calidad musical memorable pero una puesta en escena también enorme.

La explosión llegó a mitad de la noche de la mano de Sander Van Doorn. El DJ holandés hizo vibrar a los presentes con sus éxitos electrónicos y con una escenografía que cautivó a todos los fans. Llamas de fuego al ritmo de los miles de pies saltando ante un escenario que no pasó desapercibido. Diseñado por un artista fallero -en honor al carácter local del festival- el escenario representaba el espíritu marino del espectáculo, con un decorado de medusas en relieve y un gran tiburón blanco en el centro de la escena.

Desde la organización muestran su satisfacción por un festival que ha cuadriplicado su aforo pasando de los 15.000 asistentes el año pasado a los más de 67.000 que han cerrado su segunda edición. Se consolida así una cita con una oferta musical variada, donde lo local y lo internacional se fusionan en una mezcla que promete dejar un sello propio que no pasará desapercibido en el mapa festivalero español.