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FERIA DE ABRIL 2013 | 6ª DE ABONO |15 DE ABRIL
Momentos interesantes en una tarde sin triunfos
Corrida floja de Núñez del Cuvillo. Talavante, templado y capaz, rozó el triunfo con el sexto, el único con buen fondo. Momentos muy artísticos de Morante de la Puebla. Castella, valiente y templado, por encima del lote.
Abría cartel en farolillos Morante de la Puebla, que en el primero de la tarde, firmó capotazos de la casa, aunque sólo por el pitón izquierdo, que por el otro no dejó estirarse al de La Puebla. En la muleta, tandas largas, extraordinariamente largos, magistral una tanda al natural. Encajado siempre, hubo petición de oreja pese a la media estocada.
En el cuarto, una media en el tercio de varas fue extraordinaria. Al último tercio llegó muy castigado el Cuvillo, que acabó afligiéndose y obligando a Morante a abreviar.
Salió a por todas Sebastián Castella. Recibió al segundo a portagayola, larga cambiada y rutilante verónica incluidas. Como sus hermanos, adoleció ese toro de poquito motor y, pese a los cuidados del francés, fue viniéndose a menos. Imposible el tercer muletazo. Sin poder atacarle, acabó rebozándose Castella en la corta distancia. Pinchazo y ovación para el galo.
Con el quinto, de nuevo recibo en chiqueros, firmando un vibrante saludo. En la muleta, también emoción con el cambiado por detrás. Primeras tandas de largo, pero en seguida el toro flojeó y tuvo que recurrir el francés al 'arrimón' correspondiente. Otra vez se quedó sin toro Castella, que tuvo que escuchar un aviso tras la estocada y recurrir al verduguillo. Otra ovación.
Talavante no tuvo suerte con el tercero de la tarde, que flojeó ostensiblemente ya en varas. Anduvo templado con ese toro, cuya embestida nunca calentó ni llegó arriba. Alargó faena Talavante sin lograr remontar y, para colmo, se cortó en la mano al entrar a matar. Silencio. Al que cerraba plaza, lo esperó Talavante a portagayola, largos los lances, ganando terreno. Mayestático comienzo del extremeño, muy cómodo, pura inspiración.
Este último toro fue el mejor Cuvillo de la corrida, y le anduvo templado Talavante, que acabó faena entre los pitones. Runrun de oreja y celebradas las últimas bernardinas y el de pecho. Media tras pinchazo. Ovación.
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