El secreto del toro de la Feria de Bilbao, la antelación y el criterio justo

En Bilbao el toro es, más que en ningún sitio, el centro de la feria. Un toro muy serio pero armónico, más fácil de conseguir en agosto, con el cuajo natural del animal. Sin embargo, el secreto del éxito habitual en juego de los toros de la feria bilbaína es otro.

En Bilbao van a las ganaderías con mayores garantías de presentación y juego y contratan la cabeza de camada con mucha antelación. Ganaderías que se ganan ese prestigio en el ruedo. Jandilla, La Quinta, El Pilar o Victorino Martín lidiaron el año pasado corridas notables y este año vuelven al ruedo ceniciento de Vistalegre.

Gran noticia que sigan apostando por los buendías de La Quinta, ahora que otras plazas y figuras empiezan a olvidarse de ellos, por su bravura incómoda. La repetición de Victorino le da un plus de calidad e interés al serial.

Asimismo, que no se repita a los hierros que fracasaron es otra virtud de la confección de la feria. Juan pedro Domecq y Núñez del Cuvillo desaparecen del mapa, lógico dado su pésimo año 2012.

Como novedades, Garcigrande, quizá el único punto débil de la feria, ya que su estatus de privilegio en los carteles de las figuras no se corresponde al juego de sus toros. Quizá haya sido la única imposición consentida por el empresario bilbaíno.

Y la otra apuesta, de riesgo en este caso, es Adelaida Rodríguez. Su propietario, Fernando Rodríguez, es uno de los promotores de la Asociación de Ganaderos de Lidia y voz reivindicativa de la marginación de muchas castas y de la situación general de los ganaderos hoy en día.

Sus lisardos van rompiendo a duras penas en el panorama taurino, sobre todo con corridas sobresalientes como la que lidió el año pasado en su Salamanca. Ojalá pegue un aldabonazo que reivindique esta sangre.