López Simón y El Juli

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FERIA DE FALLAS 2016 | 18 DE MARZO

Triunfal salida a hombros del Juli y López Simón en su segundo mano a mano

La doble salida a hombros de los diestros El Juli y López Simón puso el broche final al triunfalista mano a mano que les enfrentó en Valencia, en el que sus faenas se premiaron con generosidad por un público entregado de antemano a la fiesta.

El segundo mano a mano fallero entre una figura, en este caso El Juli, y uno de los más cantados aspirantes al trono entre los toreros de la nueva generación, léase López Simón, se vivió con una desmedida euforia en unos tendidos dispuestos a divertirse y a celebrar todo cuanto se viera en el ruedo, más allá de valoraciones. Y tanto El Juli como López Simón se dejaron llevar por esa corriente favorable hasta salir por la puerta grande con una excesiva cosecha de orejas, no todas ellas cortadas con la suficiente justificación.

Por ejemplo, a López Simón ya le dieron la que abrió la veda tras lidiar al segundo toro de la tarde, un ejemplar apenas castigado en varas pero que sacó una gran clase en el último tercio. El de Garcigrande no dejó de embestir con profundidad y entrega a una muleta que en pocas ocasiones le supo responder ni con el suficiente temple ni con el obligado ajuste a lo largo de un dilatado y sólo voluntarioso trasteo. La oreja, pues, premió más la cantidad que la calidad de López Simón.

El otro de los dos trofeos que le dieron al madrileño fue de un sobrero con pocas fuerzas al que le hizo una faena que inició con las dos rodillas en tierra y que estuvo plagada de altibajos técnicos y conceptuales, pero que supo remontar con un final efectista que también se premió con holgura. No remató después López Simón con el sexto, a pesar de que este voluminoso ejemplar de Domingo Hernández no paró de embestirle, incansable y dulcemente, en otro trasteo de largo metraje y con pases y series acumuladas a granel, sin pausa ni reposo, que no provocó mayores reacciones ni en un público tan entregado.

La oreja de más peso y justificación de la tarde fue la que El Juli paseó del quinto, otro animal grandón de Domingo Hernández con el que se vio el único momento de competencia entre el veterano y el novel, pues al quite de chicuelinas de López Simón replicó el director de lidia con unas vistosas y vibrantes zapopinas que pusieron la plaza en pie.

Con el ambiente en lo más alto, El Juli se dio entonces a una faena de pases muy exigentes, por lo que bajó la mano y por el amplio recorrido marcado por la muleta, a un toro que lo aguantó con entrega.

Enfibrado y ambicioso, El Juli volvió a sacrificar la estética por la extensión de los pases, sin dar al animal otra opción que obedecer su tiránica muleta, para cortar esa oreja que le abría también la puerta grande, y que hubiera doblado de haber matado a la primera.

Antes, el madrileño había atacado también mucho a un primer toro con poco fondo y había obtenido su primer trofeo de un tercero con poca fuerza en los cuartos traseros con el que se extendió en un tenso trasteo en el que llegó incluso a ser tropezado y derribado a la arena.

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