Los amigos de Mónica Juanatey aún no han asimilado que matara a su hijo

Nadie sospechaba de su doble vida. Ni siquiera su entorno más cercano, a pesar de que Mónica no había aceptado del todo su papel de madre. Ella dijo que pensaba que su hijo le estaba estorbando, que no quería saber nada de él, que quería empezar desde cero pero en todos los sentidos, sin hijos.

Javier es uno de los pocos amigos de la infancia que Mónica conservaba en Noia, su pueblo en Galicia. A través de internet creyó todas sus mentiras. Ella nos tiene dicho que su hijo estaba vivo y estuvo conservando esa mentira durante dos años sin nosotros saber nada de nada, no sospechábamos nada ni que hubiera cometido tal locura, dice javier Ces, un amigo de Mónica.

La Mónica que todos conocían llevaba una vida normal en Galicia. Trabajó en un supermercado durante varios meses. Era una chica trabajadora, que le gustaba estar trabajando, quería lo mejor para su hijo, me tenía dicho que su hijo era un encanto, muy simpático y muy alegre. De vez en cuando el chico se portaba algo mal, pero como un chico normal y corriente. Era a veces algo descuidado y de vez en cuando hacía travesuras. Lo normal cuando una madre regaña a su hijo y le habla un poco, regañarle un poco pero no era que le amenazara de una forma macabra ni nada de esto.

Una vida aparentemente normal que termina hace algo más de dos años cuando abandona su pueblo natal en Galicia para iniciar una nueva vida en Menorca.

Una vida donde no cabía César. Sus amigos aún no comprenden qué pasó por su cabeza para cometer el brutal asesinato. Ella quiso empezar desde cero, quiso emprender una nueva vida. Para mi entender ella tuvo que tener algún problema mental, algún trauma o un cambio radical para llegar hasta ese punto.

Mensajes de internet, una red de mentiras que consiguió convencer durante más de dos años a su entorno más cercano.