Dejó el fútbol por la natación y decidió arbitrar para seguir en contacto con el deporte rey. Tiene sólo 12 años y es uno de los colegiados más jóvenes de España. La edad mínima son 14 años, y por eso tiene que pitar con permiso de su padre, también árbitro. A pesar de su juventud, Alex sabe velar por el juego limpio...Y responder si le discuten lo que pita.Tener un padre árbitro es una ventaja de la que Alex se aprovecha en el descanso. Son partidos de alevines, pero con presión, sin embargo, Alex es inmune a las críticas. Después del encuentro el joven árbitro le cede el silbato a su padre.