Estos dos hermanos están acusados de maltratar y mantener en malas condiciones a la treintena de ancianos que vivían en la residencia que ellos regentaban.
En el juicio lo han negado todo, incluso las acusaciones de abusos sexuales a una de las residentes.
Aún cuando uno de los hermanos lo había admitido ante la policía.
Según ellos, se trataba de una residencia hogar que no precisaba asistencia médica. Aunque la Consejería anunció su cierre por carecer del personal adecuado e incluso rebasar la ratio permitida. Para los acusados, todo se debe a una trama orquestada entre los trabajadores, como venganza por el ERE que habían anunciado para mejorar la situación económica de la residencia.