Trabajaban en esta finca de Moya sin contrato y sin estar dados de alta en la seguridad social. La policía nacional ha detenido a un empresario chino acusado de un delito contra los derechos de los trabajadores. Los explotados eran cuatro ciudadanos asiáticos, tres de origen chino y uno filipino. Todos se encontraban en Gran Canaria en situación irregular. Esos productos no pasaban ningún control sanitario ni higiénico. Trabajaban 9 horas, 6 días la semana, por un salario que iba desde los 300 a los 600 euros. Pasaban sus horas de descanso en una vivienda situada en la misma finca sin condiciones mínimas de habitabilidad. Ningún denunció por miedo a ser expulsado a su país.