Solo hay que dar una vuelta por el campo grancanario para descubrir las huellas de varios meses sin llover. Los embalses del cabildo han perdido en un año más de un 30 por ciento de agua y los de las comunidades de regantes un 20 por ciento. Y no sólo se vacían por el riego. Las cañas más secas de la cuenta para esta época del año siguen dándonos pistas de la situación en el campo. Manuel y Lolina la conocen bien, buscan en las cunetas lo que necesitan sus animales.También a Octavio la falta de agua le da más trabajo. Tiene que alimentar a sus ovejas con hierba cortada en otra finca. Sin lluvias ve como sus cultivos se echan a perder. De los estanques particulares casi se ve el fondo. Con la sequía hay que comprar agua para mantener los cultivos. La situación no es buena, pero el cabildo recuerda que tiene una red de trasvases y la posibilidad de llenar los embalses con agua desalada.