Desde su inauguración en 2005, el puerto de Arinaga, en el este de Gran Canaria, ha estado prácticamente inoperativo. Por ello la Unión Europea da un año de plazo para que comience a funcionar. Si no, reclamará el dinero invertido en su construcción. Empresas graneleras o plataformas petrolíferas han querido operar aquí, pero las licencias se han paralizado por la oposición del ayuntamiento de Agüimes a una planta gasificadora.
El alcalde Agüimes quiere que el puerto sea la conexión entre Fuerteventura y Gran Canaria. Pero, sobre todo, tienen claro lo que quiere evitar.
La Comisión Europea no financiará la ampliación del puerto, cifrada en 134 millones de euros, hasta que se aclare la situación.