Dicen que son obligadas a trabajar más horas de las estipuladas en sus contratos. Hay más habitaciones ocupadas con el incremento de llegada de turistas, y ellas, las camareras de piso, siguen siendo las mismas, y en ocasiones, menos. Además, dicen que ha aumentado el nivel de exigencia en los hoteles, y por lo tanto, el estrés.
No quieren reconocerlo a cara descubierta, porque temen perder el empleo. El sector turístico estima que cada millón de turistas debe traducirse en 25 mil nuevos puestos de trabajo. Ésto no se está cumpliendo. Es el panorama que pintan sindicatos y trabajadores del sector alojamiento, a pesar de estar en temporada alta.