Este que ven es uno de los animales que el Seprona no pudo evitar que se matara. La guardia civil de Las Palmas sorprendió in fraganti, en Arinaga y Agúimes, dos matanzas clandestinas esta semana coincidiendo con la celebración de la fiesta del cordero, tradición musulmana que consiste en sacrificar este animal para después comerlo en familia. El problema surge cuando los sacrificios se realizan de forma irregular en casas particulares sin ningún control sanitario. Una práctica que se repite cada año.
En este caso no hay detenidos, solo se le impondrá una multa por infracción grave contra la salud pública. Se libran entonces de la nueva ley de maltrato animal al no haber ensañamiento. El nuevo código penal castigará a partir del próximo mes acciones como éstas que están viendo, con penas de cárcel, de 3 meses a 1 año de prisión.