Pasaban las doce del mediodía cuando la tranquilidad del parque marítimo de la capital se rompía. Una niña de 3 años se ahogaba en una de las piscinas, quedando en parada cardiorespiratoria. En ese momento y para alegría de todos llegaba su salvador, este hombre. El responsable de los socorristas del parque.
No es la primera vez que Francisco tiene la vida de un pequeño en sus manos. Hace casi un año, en la playa del parque marítimo, le salvaba la vida a una niña que a punto estuvo de morir asfixiada. Una suerte que no tuvo su propia hija cuando hace años, fallecía, en circunstancias similares.
Actualmente a los socorristas canarios se les exigen un mínimo de 30 horas de preparación algo que Francisco considera insuficiente. Gracias a los protocolos de actuación del parque, diseñados por él, la niña se recupera ya de lo que podría haber sido, una muerte segura.