El hallazgo en mayo de una gran ancla en aguas del sureste de Gran Canaria, impulsó una excavación arqueológica que dio con un trozo de quilla de madera de más de 8 metros y piezas de cerámica. Se cree que pertenecen a una típica embarcación de finales del siglo 18 o principios del 19.
Pero sí los suficientes como para aventurar algunas hipótesis, como que el barco podría ser un bergantín o una goleta usadas en esa época como pesqueros o para transportar carga.Para el cabildo, impulsor de la excavación, es una prueba más de que las aguas que nos rodean están llenas de historia y de atractivo.
Por eso, tras su conservación, se van a señalizar los restos aún sumergidos con un monolito submarino y una placa explicativa en varios idiomas. Puede ser el inicio de un turismo de arqueología submarina.