Todo ocurrió en cuestión de minutos aunque en ningún momento la tripulación les avisó de que el barco se estaba hundiendo.Mari ha pasado las peores horas de su vida.
A bordo del Costa Concordia viajaban su hijo, su nieta y su nuera. Les cuentan que se vivieron escenas de pánico, cuando oyeron el primer ruido salieron con lo puesto del camarote para dirigirse a una cubierta donde estar a salvo y poder subir a un bote.
Sin luz y sin lanchas para todos porque ya la mitad del barco estaba hundido, tuvieron que esperar más de una hora hasta que la tripulación avisó de que tenían que evacuar.
Casi en primera persona lo han vivido también María y Manuel, no sólo por ser amigos de la familia sino porque ellos viajaron a bordo de ese mismo barco.
La normativa exige realizar un simulacro de evacuación que nunca llegaron a hacer. Asiduo turista de cruceros, Bernardo asegura que desde el primer momento noto falta de personal y atendimiento a bordo. Una experiencia que les costará olvidar y que les aparatará por un tiempo al menos de disfrutar de unas vacaciones flotantes.