El primer astronauta nacido en España en viajar al espacio, ha comenzado su intervención en el Management & Business Summit, recordando a sus padres y sus comienzos: "Mi padre era español, mi madre americana, cuando tenía un poco más de un año nos fuimos a Boston a vivir".
Fue en esa búsqueda del 'sueño americano' de sus padres cuando comenzaron a surgir sus inquietudes por el espacio. En concreto, ha recordado el verano del 69, "en el que todo el mundo estaba atento a sus transistores, el Apolo 11 estaba haciendo su descenso final a la superficie lunar y hasta las olas se calmaron para oír aquella célebre frase 'el águila ha aterrizado'". "Los seres humanos estaban en la Luna y yo quedé enganchado para siempre", ha rememorado.
"Los seres humanos estaban en la Luna y yo quedé enganchado para siempre"
Desde ese momento hasta que entró en la NASA pasaron 23 años en los que la primera parada fue en la Escuela Naval y después pasó por la Aviación Naval hasta que tras dos años como piloto de pruebas, Michael López-Alegría se presentó a la selección para poder ser astronauta, un proceso entre miles de personas, tras cuyas pruebas físicas y psicológicas. La perseverancia, en este caso, fue su mayor aliado y, aunque en un principio no consiguió entrar en la organización, lo llamaron dos años después.
Ya seleccionado, López-Alegría ha detallado cómo funciona el transbordador y su 25 divisiones. Los astronautas, tras aprender los sistemas, ensayan en un simulador desde los escenarios más fáciles, a los casos más peligrosos y en los que pudiera haber fallos. A continuación, hay que entrenar el cuerpo con pruebas en el agua para acostumbrase a la forma de flotar: “Las cosas que parecen fáciles en tierra, igual no lo son en el espacio, como apretar un clavo con una llave". Los científicos también se deben formar en otras áreas, como la salud, la realización audiovisual y la comida. "No tenemos agua y hay que aprender a lavarse de nuevo los dientes, ir al baño", ha especificado.
Inminente revolución en la aviación
López-Alegría considera que en un corto plazo "vamos a ser testigos de un cambio como el de 1920 en la aviación comercial y lo que solo fue accesible para los elegidos a la gloria, estará al alcance de más gente". "Primero irán a la estación espacial, luego habrá estaciones comerciales. La comercialización del espacio en la órbita está a la vuelta de la esquina", ha augurado.
"Viajar al espacio me ha enseñado que es más importante cooperar que competir"
"Quiero dejarles con algunas lecciones que solamente he aprendido en el espacio", ha dicho el astronauta, preparando el aterrizaje de su ponencia: "La visión de la tierra desde el punto de vista del espacio me ha dado una perspectiva diferente, tanto en el sentido literal, como figurado". "Desde el espacio las fronteras políticas no se ven, las pistolas no se ven, las posturas son insignificantes, la pobreza, el hambre, la intolerancia ética y religiosa son casi invisibles. La tierra parece pacífica y bella, pero también frágil. La contaminación, el agotamiento de los bosques y la falta de reservas de agua sí es visible, es la única tierra que tenemos”, ha descrito.
"Viajar al espacio me ha enseñado que es más importante cooperar que competir, cada uno debe dar lo mejor de sí mismo siempre pensando en el conjunto, saber trabajar en equipo aportando fortalezas y reconociendo puntos débiles”, ha dicho, para continuar asegurando que "hay que saber liderar cuando haga falta, pero juntos somos más fuertes y podremos conseguir más avances grandes".
