Arcoíris
¿Cómo se forman los arcoíris? Así se explica este maravilloso fenómeno de la naturaleza
El arcoíris es uno de los fenómenos más bellos y comunes que nos regala la naturaleza y tiene una explicación muy sencilla. Descubre cómo se forman.
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Hay muchas personas en el mundo y de gustos muy variados. En cuanto al tiempo, hay gente que prefiere el cielo despejado, mientras que otros, aunque no tantos, son más de lluvia. Sin embargo, lo que a todos nos gusta, tanto si llueve como si hace un sol abrasador, es ver un arcoíris. Para gustos, colores. Y nunca mejor dicho.
Crea tu propio arcoíris
Por ello, es lógico que, cada vez que tenemos la suerte de presenciar un arcoíris, saquemos nuestro móvil para tomar una foto a uno de los fenómenos más bonitos que nos regala la naturaleza. No obstante, aplicando la física, podemos crear nuestro propio arcoíris.
Para ello, tan sólo necesitamos un prisma de cristal y una fuente de luz blanca. Esta luz, al traspasar el objeto de cristal, generará a su lado un arcoíris, algo que se puede apreciar de manera más nítida si apuntas el haz de luz hacia cualquier superficie blanca.
Para explicarlo de una manera más visual, es lo que se ve representado en la portada del álbum musical 'The Dark Side of the Moon', de Pink Floyd. No es tan espectacular como verlo impreso en el cielo, pero es algo.
La luz se divide en colores al refractarse
La física detrás de este suceso es muy sencilla. El blanco contiene todos los colores habidos y por haber y, de la misma manera, la luz blanca es una mezcla de ondas de distintas longitudes.
Dependiendo de su longitud, obtendremos un color u otro, siendo el rojo la onda más larga y violeta la más corta. Entre medio vienen, como vemos en los arcoíris, un degradado de naranjas, amarillos, verdes y azules.
Volviendo al caso del prisma y la luz blanca, lo que ocurre es que, cuando los rayos de luz entran en contacto con el cristal, se refractan, formando un ángulo distinto para cada color. Es como lo que ocurre cuando metemos un objeto en el agua, que lo vemos en una posición que no es la real.
Así pues, lo que se consigue con esto es que, lo que antes era un rayo de luz, ahora es una división en rayos todos los colores. Otra manera para conseguir este efecto es con una manguera. Poniendo el modo pulverizador y alzándola de espaldas al sol, podremos observar cómo actúa de refractor de la luz.
De hecho, no sólo hará de refractor, sino que también de reflector. Mientras que con el prisma de cristal necesitamos una superficie blanca sobre la que proyectar la fragmentación de la luz, el agua los refleja directamente, y por eso vemos los arcoíris cuando llueve. El fenómeno será más potente durante el amanecer o el anochecer.
Arcoíris únicos
La propiedad reflectora del agua puede hacer que, en algunas ocasiones, veamos un doble arcoíris. Esto pasa cuando las gotas reflejan la luz dos veces. Uno de los reflejos va a parar a otras gotas situadas más arriba y, como si de espejos se tratase, reproducen la imagen. Eso sí, de una manera más tenue.
El que el agua actúe de reflector también explica por qué siempre vemos el arco perfecto y no lo veamos de lado. El arcoíris que vemos nosotros es único, ya que, dependiendo de nuestro punto de vista, el fenómeno cambiará de posición, coincidiendo siempre con el punto directamente opuesto al sol desde nuestra perspectiva.
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