El científico Alex Rivest visitó el volcán Kilauea en Hawái para comprobar de primera mano qué ocurre si pisas lava que fluye a una temperatura entre 700 y 1200 grados.
Al pisar la lava la alta densidad del material hace que no haya ninguna alteración en la superficie. El material sobresalió hacia arriba formándose una gran llama que estuvo a punto de arder al momento.