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artículo publicado en la revista 'Science Advances'
Descubren por primera vez una luna fuera de nuestro Sistema Solar
La detección de una candidata a exoluna, es decir, lunas que orbitan planetas en otros sistemas estelares, es algo inusual debido a su gran tamaño, comparable con el diámetro de Neptuno.
Dos astrónomos de la Universidad de Columbia aseguran haber reunido pruebas contundentes, utilizando los telescopios espaciales Hubble y Kepler, ambos de la NASA, de la existencia de una luna orbitando un planeta gigante gaseoso a 8.000 años luz de distancia, fuera del Sistema Solar.
En un artículo publicado este miércoles en la revista 'Science Advances', los científicos Alex Teachey y David Kipping informan de que la detección de una candidata a exoluna, es decir, lunas que orbitan planetas en otros sistemas estelares, es algo inusual debido a su gran tamaño, comparable con el diámetro de Neptuno. Estas lunas gigantescas no existen en el Sistema Solar, donde se han catalogado casi 200 satélites naturales.
"Este sería el primer caso de detección de una luna fuera de nuestro sistema solar", asegura Kipping, profesor asistente de astronomía en Columbia. "Si se confirma con observaciones de seguimiento del Hubble, el hallazgo podría proporcionar pistas vitales sobre el desarrollo de los sistemas planetarios y podría hacer que los expertos revisasen las teorías de cómo se forman las lunas alrededor de los planetas", explica.
Al buscar exolunas, los investigadores analizaron datos de 284 planetas descubiertos por Kepler que estaban en órbitas comparativamente amplias, con periodos de más de 30 días, alrededor de su estrella anfitriona. Las observaciones midieron el oscurecimiento momentáneo de la luz de las estrellas cuando un planeta pasó frente a su estrella. Los investigadores encontraron una instancia, en 'Kepler 1625b', que tenía anomalías intrigantes. "Vimos pequeñas desviaciones y bamboleos en la curva de luz que llamaron nuestra atención", recuerda Kipping.
Los resultados de Kepler fueron suficientes para que el equipo utilizara Hubble para estudiar intensamente el planeta, obteniendo datos cuatro veces más precisos que los de Kepler. Los investigadores monitorearon el planeta antes y durante su tránsito de 19 horas a través de la cara de la estrella. Después de que terminara, Hubble detectó una segunda disminución, mucho menor, en el brillo de la estrella, 3,5 horas más tarde, consistente con "una luna que sigue al planeta como un perro que sigue a su dueño con una correa", según describe Kipping. Sin embargo, las observaciones programadas de Hubble terminaron antes de que se pudiera medir el tránsito completo de la luna.
Además de esta caída en la luz, Hubble proporcionó evidencia de apoyo para la hipótesis de la existencia de la luna midiendo el hecho de que el planeta comenzó su tránsito 1,25 horas antes de lo previsto. Esto es consistente con el planeta y la luna que orbitan un centro de gravedad común (baricentro) que causaría que el planeta se tambalee desde su ubicación prevista. "En una civilización extraterrestre que observa el tránsito de la Tierra y la Luna, el Sol notaría anomalías similares en el tiempo del tránsito de la Tierra", compara Kipping.
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