El pasado mes de julio un gigantesco iceberg se desprendió de la placa de hielo Larsen C, en la Antártida, dejando al descubierto un ecosistema marino. Los científicos estudian ya la zona marina, de más de 5.800 kilómetros cuadrados y que ha estado oculta durante 120.000 años.
El agua y el ecosistema que han quedado descubiertos muestran constantes cambios, ya que se han visto expuestos a la luz y al ambiente marino adyancente, según recoge Live Science.
La zona destapada es la primera en obtener protección gracias al Acuerdo para la Conservación de los Recursos Marinos Antárticos. Según este tratado, se prohíbe la pesca o el turismo durante un periodo inicial de dos años, pero que se podría extender.