El Telescopio Espacial NASA/ESA Hubble nos ofrece una espectacular imagen de Messier 68, una burbuja plagada de estrellas en el vacío del espacio, estructura que se conoce como un cúmulo globular.
La atracción gravitatoria entre los cientos de miles o incluso millones de estrellas que lo componen mantienen el cúmulo unido, ayudando a que mantenga su identidad a lo largo de miles de millones de años.
Los astrónomos son capaces de estimar la edad de los cúmulos globulares al estudiar la luz de las estrellas que los componen.
Las estrellas están formadas por elementos químicos que dejan una huella en su luz, que revela que los cúmulos globulares contienen menos elementos pesados, tales como carbono, oxígeno o hierro, que las estrellas como nuestro Sol.
Las estrellas van creando estos elementos de forma gradual, generación tras generación, a través de un proceso de fusión nuclear, por lo que las estrellas con pocos elementos pesados son una reliquia de las primeras fases de la evolución del Universo.
De hecho, las estrellas de los cúmulos globulares se encuentran entre las más antiguas que conocemos, con edades de más de 10.000 millones de años.
La Vía Láctea está rodeada por más de 150 de estos cúmulos que, en términos galácticos, tienen un tamaño bastante reducido. Por ejemplo, Messier 68 tiene un diámetro de poco más de 100 años-luz, mientras que el disco de nuestra Galaxia abarca más de 100 000 años-luz.