Las espinacas no son sólo un superalimento, sino que gracias a la nanotecnología se pueden convertir en detectores de explosivos y transmitir la información a un aparato parecido a un teléfono inteligente, gracias a las investigaciones del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Esta es una de las primeras demostraciones de lo que los investigadores denominan "plantas nanobiónicas", a las que aplican sistemas de ingeniería electrónica.
En el caso de las espinacas, los expertos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han integrado nanotubos de carbono de manera que puedan detectar explosivos, según un estudio que publica Nature Materials. "El objetivo de la nanobiónica vegetal es introducir en una planta nanopartículas que le confieran capacidades que no le son propias", explicó, en un comunicado, el jefe de la investigación y profesor de Ingeniería Mecánica en el MIT, Michael Strano.
Las plantas de espinacas fueron diseñadas para detectar unos componentes químicos llamados nitroaromáticos, que se suele emplear en la fabricación de minas terrestres y otros explosivos. Así, cuando uno de esos compuestos químicos aparece en el agua subterránea, los nanotubos de carbono insertados en las hojas de las espinacas emiten una señal fluorescente que se puede leer con una cámara de infrarrojos, la cual puede ligarse a pequeño ordenador, similar a un teléfono, que envía un correo electrónico al usuario.
Se trata de "una nueva demostración de cómo tenemos que superar la barrera de comunicación planta/humano", aseguró Strano, quien cree que el poder de las plantas podría aprovecharse para alertar de la presencia de contaminantes o de algunas condiciones ambientales como las sequías, que ellas sienten muy rápidamente. En el MIT se realizó hace dos años la primera demostración de nanobiónica vegetal con un proyecto a cargo de Strano y un estudiante de posdoctorado Juan Pablo Giraldo.
Ambos usaron nanopartículas para aumentar la capacidad de fotosíntesis de las plantas, convirtiéndolas así en sensores para detectar el óxido nítrico, uno de los contaminantes producidos por la combustión. Las plantas están "idealmente adaptadas" para vigilar el medioambiente ya que absorben mucha información de su alrededor y son "muy buenas" analizando químicos, pues sus raíces forman una extensa red en el suelo que muestrean el agua subterránea y la transporta a sus hojas, señaló el experto.
Los nanotubos de carbono fabricados por el MIT pueden usarse como sensores para detectar un amplio abanico de moléculas y cuando la molécula objetivo se une a un polímero que envuelve el nanotubo éste altera su fluorescencia. En este estudio, los investigadores introdujeron sensores en el reverso de las hojas de espinaca para detectar los nitroaromáticos. Strano indicó que este tipo de tecnología puede aplicarse a cualquier planta y puede ayudar a los botánicos a saber más sobre los procesos internos de las mismas, monitorizar su salud y aumentar el rendimiento de los compuestos sintetizados por algunas plantas que se usan en medicina.