Exoesqueletos
Un exoesqueleto utilizado para mover grandes pesos en las fábricas puede ayudar a enfermos de daño cerebral
Pacientes de la Asociación de daño cerebral de Navarra (Adacen) afectados de hemiparesia han comenzado a trabajar con un exoesqueleto de uso industrial. El dispositivo que ya ofrece prometedores resultados en la rehabilitación podría ayudar a los afectados a seguir la recuperación en el propio hogar.
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Los exoesqueletos, esas estructuras o armazones artificiales que recubren total o parcialmente el cuerpo de una persona para aumentar sus capacidades físicas, se llevan utilizando desde hace años en la recuperación de pacientes con problemas de movilidad. La ventaja del usado en Adacen reside en su sencillez. Si los aparatos antiguos eran enormes y llevaban acoplados incluso un motor, este es una combinación de tirantes, cables y contrapesos muy fácil de acoplar.
"Antes- nos apunta la rehabilitadora Amaia Aguas- se nos iba toda la hora de recuperación en poner y quitar el aparato. Ahora en apenas tres minutos estamos trabajando. Los pacientes lo han aceptado de maravilla".
Este exoesqueleto proviene del mundo industrial. Adacem lo ha incorporado gracias a un proyecto de colaboración con la empresa privada. En la institución se dieron cuenta de que los exoesqueletos usados en el ámbito industrial, en este caso en Iruña Tecnologías de Automatización, para que los operarios moviesen cargas grandes, podrían servir en el trabajo de las terapeutas.
"Curiosamente- cuenta Silvia Astrain de Adacen- pensamos inicialmente que el exoesqueleto podría servir a nuestros rehabilitadores para levantar y ayudar a los pacientes. Sin embargo, enseguida nos dimos cuenta de que el exoesqueleto, de uso tremendamente sencillo, podría ayudar a nuestros pacientes que tiene dificultades motoras, en este caso de las extremidades superiores, para su rehabilitación".
A partir de ahí se está trabajando desde ese nuevo enfoque con gran éxito. Olga Sádaba, que sufre una semiparálisis en la parte izquierda del cuerpo provocada por un ictus, asegura que "me ayuda mucho en la recuperación". "Sin el aparato apenas puedo mover unos centímetros mi brazo izquierdo. Con el exoesqueleto puedo subirlo ya casi en 45 grados. Hay que esperar a seguir trabajando más pero siento que mejoro en la recuperación", cuenta.
La sencillez y el bajo coste de esta estructura, respecto a los viejos exoesqueletos, puede tener un valor añadido. Si se prueba la efectividad, el aparato podría utilizarse en el ámbito del hogar contribuyendo en la recuperación de los afectados así como en la mejora de su calidad de vida.
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