Sylvain Cordier viajó al Arctic National Wildlife Refuge en Alaska con la intención de fotografiar a los osos polares. Durante tres semanas viajo en un barco siguiendo los pasos de una madre y sus dos hijos fotografiando sus vidas.
El momento mágico llegó para este fotógrafo de 67 años cuando una tarde consiguió acercarse a la familia de osos en el momento justo en que un sol rojizo se estaba poniendo.
"Sabía que la puesta de sol era inminente por lo que posicioné mi barco esperando a que los osos se movieran en la dirección correcta y lo hiceron. Todo sucedió por casualidad, la atmíosfera era extraordinaria", ha sentenciado el fotógrafo.