La buena noticia

El "interruptor" del deporte: "Una proteína que va a nuestro cerebro y nos anima a hacer más ejercicio"

Buena noticia para los más perezosos para sentirse menos culpables por no hacer deporte: puede deberse a una especie de interruptor de proteínas que se activan en los músculos.

Mujer corriendo con ropa de deporte

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Todos los expertos coinciden en algo: hacer deporte es un hábito muy saludable que todo el mundo debería introducir en su rutina. Ir al gimnasio, salir a correr o practicar diferentes actividades deportivas es ideal para mantener nuestra salud "en forma". Sin embargo, en ocasiones no se puede evitar sentir pereza a la hora de practicarlo. Hay ocasiones donde nuestro cuerpo, no se siente preparado para exponerlo a tal esfuerzo físico.

Sentirnos mal por no hacer deporte un día es un sentimiento muy común. Lo que no sabias, es que esto, según una investigación llevada a cabo por expertos, puede tener su explicación en la ciencia de nuestro cuerpo. Un estudio liderado por científicos españoles del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), podría haber descubierto una especie de interruptor que, si se activa, se activa con él las ganas de hacer deporte. Si no se activa, sucede totalmente lo contrario: se frenan las ganas de practicarlo.

En realidad, los expertos señalan en este estudio publicado en la revista 'Sciences Advances', que se tratan de dos proteínas que activan el área del cerebro que controla el movimiento y esto anima a estar más activos. En las personas con obesidad, se expresan con valores más bajos.

Los resultados del trabajo científico publicado, arrojan luz sobre la posibilidad de que se puedan diseñar fármacos que activen estas proteínas y animen a realizar la actividad física.

La investigación corre en manos de Guadalupe Sabio, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Las firmantes de la misma son Letizia Herrera y Cintia Folgueira, ambas del CNIC. Además han participado algunos científicos de centros de Canarias, Castilla y León y Galicia.

¿Cómo se ha descubierto?

En el trabajo, se ha comprobado que el propio músculo es el que regula el interés por el ejercicio a través de señales de señalización entre el músculo y el cerebro.

"Hemos descubierto cómo el propio músculo regula el interés por el ejercicio a través de una vía de señalización entre el músculo y el cerebro que no conocíamos, y que es una de las que controlan (porque debe haber varias) el que cuando hacemos ejercicio, tengamos ese impulso de hacer todavía más", explica Guadalupe Sabio, autora principal del estudio y jefa del CNIO.

Sabio explica a EFE, además, que no se conocía cómo los músculos controlan las ganas de hacer ejercicio o no y que los investigadores han descubierto qué proteínas se activan para estimular ese deseo. Muestran, también, que las proteínas que produce el músculo con el ejercicio se regulan entre sí, para evitar que ese deseo de seguir realizando ejercicio, perjudique al organismo.

Este descubrimiento se ha hecho, según han señalado en el artículo publicado en la revista científica, a través de datos obtenidos de animales y de humanos (voluntarios, incluidos pacientes con obesidad).

Explicación científica

Este deseo de seguir haciendo ejercicio, ocurre por la contracción de los músculos de manera repetida e intensa debido al ejercicio. Esto activa las dos proteínas anteriormente mencionadas, cuyo nombre técnico es p38a y p38?. Las dos se regulan entre sí, por lo que el interés por realizar actividad física es mayor o menor dependiendo de cuánto se activa cada una.

Hay una tercera proteína implicada que han comprobado que tiene un efecto directo sobre la parte de la corteza cerebral, que controla el movimiento. Su aumento, funciona como una señal para el cerebro para potenciar la actividad motora, lo que impulsa a los animales y humanos a estar más activos de forma voluntaria.

Un descubrimiento beneficioso

Este descubrimiento científico podría ser una revolución para aquellas personas que padecen obesidad. En animales con dieta alta en grasas y obesidad, este ejercicio constante con la estimulación de estas proteínas, mostró beneficios.

En humanos se observó que las dos proteínas p38 se activan en músculos que se ejercitan con una actividad de intensidad creciente Esta relación con la obesidad es fundamental, ya que se trata del desorden metabólico más frecuente en todo el mundo y cuya prevalencia e incidencia están en constante aumento. El ejercicio habitual se considera una estrategia efectiva tanto para su prevención como para su tratamiento.

¿Cambia según el ejercicio?

Para Guadalupe Sabio, es importante estudiar si distintos tipos de ejercicios estimulan más o menos estas proteínas y también si tienen el mismo efecto en una persona obesa o en una no obesa. Eso puede ayudar a entrenadores a diseñar programas de ejercicio con mayor nivel de éxito.

Sabio apunta más alto, e incluso apuesta por la creación de un fármaco derivado de estas proteínas para las personas con mayor necesidad de beneficiarse de los efectos buenos del ejercicio físico.

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