El complejo astronómico de La Hita, en Toledo, avistó en la madrugada del 31 de marzo, a las 03:26 horas, una espectacular bola de fuego que pudo ser observada en el cielo desde gran parte del país y que cruzó el sur de la provincia de Albacete.
El fenómeno llegó a alcanzar un brillo diez veces superior al de la Luna llena y mostró una gran explosión al final de su trayectoria, informa el observatorio de La Hita, que añade que el evento fue "especialmente espectacular" para quienes pudieron observarlo desde Madrid, Castilla-La Mancha, Valencia, Murcia y Andalucía.
La bola de fuego pudo ser grabada por los detectores que la Universidad de Huelva opera en varios puntos del país: el Complejo Astronómico de La Hita (Toledo), Sevilla, Huelva y el observatorio de Calar Alto (Almería).
Estos detectores trabajan en el marco del proyecto 'Smart', cuya finalidad es vigilar continuamente el cielo con el fin de registrar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos lugares del Sistema Solar.
Los datos recogidos por estos detectores han sido analizados por el profesor José María Madiedo, investigador principal del proyecto Smart. Su estudio ha permitido determinar que la bola de fuego se produjo como consecuencia del impacto contra la atmósfera de una roca a una velocidad de casi 90.000 kilómetros por hora. El brusco choque elevó rápidamente la temperatura de esta roca y se inició así la bola de fuego a una altitud de unos 100 kilómetros sobre la vertical de Villapalacios (provincia de Albacete).
El fenómeno avanzó entonces rápidamente en dirección noreste y alcanzó una altura final de unos 55 kilómetros sobre la vertical de la localidad albaceteña de Casas de Lázaro, momento en que la bola de fuego se extinguió tras una brusca explosión que "convirtió la noche en día durante una fracción de segundo".
Los datos proporcionados por los sistemas del proyecto Smart también han permitido determinar que la roca que impactó contra la atmósfera tenía una masa de unos 30 kilos y procedía de un cometa. Dicha roca se habría destruido completamente en la atmósfera, de forma que ningún fragmento habría conseguido llegar al suelo.
Estos detectores han podido obtener también información que permitirá determinar la composición química del objeto, lo cual ayudará a los astrónomos a identificar su origen y sus propiedades.