La imagen muestra el fondo de un pantano en West Lafayette, Indiana, EE.UU.

Publicidad

DESEQUILIBRIOS HIDRÁULICOS

La lluvia se desplaza al norte a medida que el planeta se calienta

Un desplazamiento hacia el norte de la eólica terrestre y los cinturones de lluvia podría crear una amplia franja de regiones secas, incluyendo Oriente Medio, el oeste de Estados Unidos y la Amazonia, además de promover el monzón en Asia y el clima tropical húmedo en África. Los investigadores basan su predicción en el calentamiento de la Tierra tras la última glaciación, hace unos 15.000 años.

A medida que el Océano Atlántico Norte comenzó a agitarse con más fuerza, el hielo marino en el Ártico se fue derritiendo, estableciendo un contraste de temperatura con el Hemisferio Sur, donde el hielo marino se expande alrededor de la Antártida. El gradiente de temperatura entre los polos parece haber empujado el cinturón de lluvias tropicales y la corriente media en chorro (el flujo de aire rápido y estrecho de las atmósferas de algunos planetas, en este caso la Tierra) de latitudes medias hacia el norte, redistribuyendo el agua en dos bandas en todo el planeta.

Hoy en día, con el hielo marino del Ártico de nuevo en retirada, y el Hemisferio Norte calentándose más rápido que el Sur, la historia podría repetirse. "Si el tipo de cambios que vimos durante la deglaciación se produjeran hoy, tendrían un impacto muy grande", dijo el autor principal del estudio, Wallace Broecker, científico del clima en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos.

Con el cálculo de datos climáticos recogidos de todas partes del mundo, desde anillos de los árboles, hielos polares, formaciones de cuevas y sedimentos en lagos y océanos, Broecker y el coautor del estudio, Aaron Putnam, científico del clima en Lamont- Doherty, barajan la hipótesis de que los cinturones de viento y la lluvia se desplazaron hacia el norte entre hace 14.600 años y 12.700 años conforme el Hemisferio Norte se calentaba.

En el extremo sur del cinturón tropical, el gran antiguo lago Tauca en los Andes bolivianos casi se secó en ese momento, mientras que los ríos en el este de Brasil se redujeron a una corriente de un hilo y las estalagmitas en la misma región dejaron de crecer. En las latitudes medias, el avance hacia el norte de la corriente en chorro puede haber provocado que el Lago Lisan, un precursor del Mar Muerto en el Valle del Rift de Jordania, redujera su tamaño, junto con varios lagos prehistóricos en zonas occidentales de Estados Unidos, incluido el lago Bonneville en la actual Utah.

Mientras tanto, un desplazamiento hacia el norte de las lluvias tropicales recargó los ríos de la fosa de Cariaco, en Venezuela, y los lagos Victoria y Tanganyika, en el este de África. Las estalagmitas en la cueva Hulu de China se hicieron más grandes y la evidencia de un monzón asiático más fuerte durante este tiempo también se manifestó en los núcleos de hielo de Groenlandia.

El proceso funcionó a la inversa desde aproximadamente 1300 hasta 1850, según barajan los autores, porque el norte de Europa pasó de una era medieval relativamente caliente a un periodo más frío conocido como la Pequeña Edad de Hielo. La circulación oceánica se desaceleró y el hielo marino en el norte del Océano Atlántico aumentó, como consta en los registros climáticos, mientras las precipitaciones del Monzón disminuyeron en Asia, dando lugar a una serie de sequías que se han relacionado con la disminución de la antigua civilización Khmer de Camboya, la dinastía china Ming y el colapso de los reinos de Vietnam, Myanmar y Tailandia.

En el Hemisferio Sur, la reconstrucción de las extensiones de glaciares en los Alpes del Sur, en Nueva Zelanda, sugiere que las latitudes medias podrían haber sido más frías durante el periodo cálido medieval, respaldando la idea de que un contraste de temperatura entre los hemisferios altera los patrones de la lluvia y el viento.

Migraciones anuales del viento y la lluvia
Una migración similar de los cinturones de viento y lluvia de la Tierra ocurre cada año. Durante el verano boreal, el cinturón tropical y la corriente en chorro de latitudes medias emigran hacia el norte conforme el Hemisferio Norte se calienta de manera desproporcionada por el sur, con más continentes que absorben la energía del sol. Cuando el Hemisferio Norte se enfría en invierno, los vientos y las lluvias vuelven al sur.

A veces, los vientos y las lluvias se han reorganizado a sí mismos durante periodos más largos de tiempo. En los años 1970 y 1980, un desplazamiento hacia el sur del cinturón de lluvias tropicales, atribuido a la contaminación del aire de enfriamiento del Hemisferio Norte, se cree que llevó la devastadora sequía a la región africana del Sahel. Desde entonces, el cinturón de lluvias tropicales ha cambiado de nuevo y, según los autores del estudio, puede ser hacia el norte, como sugieren una serie de sequías recientes, en Siria, el norte de China, el oeste de Estados Unidos y el noreste de Brasil .

De acuerdo con la investigación, al menos un modelo climático muestra el movimiento del cinturón de lluvias tropicales hacia el norte, con el aumento de los niveles de dióxido de carbono y el calentamiento de las temperaturas. "Es muy importante tener en cuenta el registro paleo --dijo Dargan Frierson, científico atmosférico de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, cuyo trabajo de modelado apoya la hipótesis de los autores--. Esos cambios eran enormes, igual que los que estamos esperando con el calentamiento global".

Los autores del estudio reconocen que su hipótesis tiene algunos agujeros. En el pasado, los cambios en la cubierta de hielo marino condujeron el gradiente de temperatura entre los dos hemisferios, mientras que hoy en día la culpa recae en el rápido aumento de las emisiones industriales de carbono. Hasta el momento, tampoco hay pruebas claras de que la circulación del océano está aumentando en el Atlántico Norte o que las lluvias monzónicas de Asia se estén fortaleciendo, pero se especula con que los aerosoles de sulfato producidos por la quema de combustibles fósiles pueden enmascarar este efecto.

Publicidad