Actualmente, la búsqueda de la vida extraterrestre se concentra en aquellos lugares en los que pueda existir el agua líquida. Los mundos con mayores posibilidades se concentran en lo que los expertos han llamado 'zona habitable', regiones alrededor de las estrellas que están a temperaturas favorables para la existencia del líquido.
Junto a estos planetas también se hallan satélites que se encuentran en esa zona propicia para la existencia de vida y, aunque hasta ahora se estudiaban como un candidato más a albergar vida, el nuevo estudio podría dejarlos sin posibilidades.
El trabajo ha estudiado las lunas que alcanzan menos del doble de la masa de Marte, un tamaño que, según los autores no permitirían la presencia de formas de vida. "Sus campos magnéticos nos serían lo suficientemente potentes como para proteger la vida de los rayos cósmicos emergentes desde el espacio profundo o la radiación intensa que fluye entre ellos y sus estrellas madre", ha apuntado uno de los autores, Jorge Zuluaga.
Este científico ha explicado que las lunas podrían tener otra fuente de campo magnético que podría emanar de los planetas gigantes que orbitan. Estos planetas están rodeados de magnetosferas, burbujas de plasma creadas por los vientos estelares que chocan contra los campos magnéticos de los planetas, que pueden ser enormes. Esta podría ser la única posibilidad para los satélites.
Para explorar esta idea, los científicos modelaron planetas similares a Neptuno, Saturno y Júpiter en la zona habitable de una estrella similar al Sol con las lunas de la masa y el diámetro de la órbita de Marte. Los investigadores descubrieron que las lunas estarían protegidas por magnetosferas de sus planetas solo si estuvieran fuera de las zonas habitables. Es decir, "las opciones son estar en zona habitable o ser protegidas magnéticamente, pero nunca ambos", ha apuntado el científico.
"Los entornos habitables podrían ser menos comunes en el universo de lo que se pensaba anteriormente", ha añadido Zuluaga.
Influencia de las mareas
El problema al que se enfrentan estas lunas tiene que ver en parte con las mareas. Los planetas gigantes pueden ejercer una increíble fuerza de gravedad en sus satélites, la suficiente como para desencadenar un aumento de temperatura o su vulcanismo. Si los satélites están demasiado cerca, el calentamiento de la marea es demasiado para el agua líquida en su superficie, como ocurre en Venus. Sin embargo, si las lunas están demasiado lejos ya no estarían protegidas por la magnetosfera de los planetas.
Pero los científicos han precisado que las lunas aún podrían ser protegidas si los planetas gigantes que orbitan difieren en la composición de los del Sistema Solar. Por ejemplo, un planeta como Neptuno que se compone casi totalmente de elementos pesados, en lugar de tener casi la mitad de su masa de hidrógeno como Neptuno, tendría alguna posibilidad de defensa hacia las lunas habitables.
"Se acaba de raspar la punta del iceberg y hay otros factores a considerar y estudiar en profundidad", ha apuntado Zuluaga, quien ha añadido que ahora deben descubrir la primera luna lejana y detectar los primeros campos magnéticos de los planetas gigantes extrasolares para recoger algo de apoyo observacional a estos hallazgos.