Al menos 300 elefantes han muerto en los últimos tres meses envenenados con cianuro a manos de cazadores furtivos en el Parque Nacional de Hwange, el mayor de Zimbabue, según un grupo ecologista local.
El número supera con creces el balance de un centenar de elefantes que según el Gobierno de Harare murieron envenenados en ese período por los furtivos.
"Un piloto, un cazador profesional y otra persona han sobrevolado el área. Ellos fueron quienes informaron al gobierno del problema. Han contabilizado 300 cuerpos de elefantes", informó Johnny Rodrigues, presidente del grupo Conservation Task Force.
Los furtivos actúan depositando sal mezclada con cianuro en los pozos de agua frecuentados por estos mamíferos en este parque natural.
Este método ha causado también la muerte de ejemplares de otras especies en peligro de extinción como leones, buitres y perros salvajes africanos.
Según las autoridades, la matanza de elefantes y otras especies con cianuro es la peor catástrofe ecológica que sufre Zimbabue.
Al menos una decena de personas residentes en los pueblos de alrededor del Parque Nacional de Hwange han sido detenidas por participar en los envenenamientos y cuatro de ellos han sido condenados a 15 años de prisión.
Los furtivos actúan al servicio de redes de tráfico de marfil que suministran colmillos de elefante a los mercados de la vecina Sudáfrica y de Asia.
Rodrigues acusa al Gobierno de Zimbabue de tratar de evitar que grupos conservacionistas como el suyo se impliquen en la lucha contra la caza furtiva. "Es bastante aterrador, porque de alguna forma se encubre lo que está pasando", explicó.