El cambio climático es hoy la primera causa de las migraciones en el mundo. Cada año, 40 millones de personas se tienen que desplazar por inundaciones, sequías o desastres naturales.
La pesca ilegal agravan la situación. Las descargas eléctricas, prohibidas en Europa desde 1998, y el uso de redes que arrasan el lecho marino, son las técnicas más empleadas por estos furtivos. Se trata de una industria valorada en 23.000 millones de dólares y que se presenta, sin embargo, como una de las principales amenazas para los océanos, que representan el 80% de toda la biodiversidad del mundo.
"Si seguimos pescando por encima del nivel que indican los científicos, lo que nos vamos a encontrar es que en 20, 30 años casi todas las poblaciones de peces van a colapsar", afirma María José Caballero, directora de campañas de Greenpeace.
El 15% del pescado que entra en Europa y llega a nuestras casas proviene de estas malas prácticas. A nivel mundial llega a alcanzar hasta el 31%, lo que conlleva pérdidas anuales de entre 10.000 y 23.000 millones para la economía mundial.
Detrás se esconde un crimen ecológico que tendrá repercusiones irreversibles.