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Música y genética: ¿existe alguna relación?
El genetista Antonio Salas nos detalla como este vínculo es más que armónico: nos hace humanos
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Nuestra relación con la música va más allá del placer estético: su impacto está inscrito en nuestra biología y afecta a cómo se expresan nuestros genes. Así lo asegura Antonio Salas, genetista del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) y profesor en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), quien destaca que "la música nos acompaña desde hace más de 40.000 años, e incluso desde antes, cuando utilizábamos instrumentos como la voz que no dejaron registro arqueológico".
La música, una huella en nuestra evolución
Lo que hace especial a esta conexión no es solo su antigüedad, sino el impacto directo que tiene la música en nuestro cerebro. "Nacemos siendo mini seres musicales", añade Salas. Investigaciones en neurociencias han demostrado que la música activa múltiples áreas del cerebro y que los seres humanos tenemos una predisposición innata para comprenderla y procesarla, lo que refuerza su vínculo con nuestra genética.
Según Salas, esta conexión puede analizarse desde dos perspectivas: por un lado, la música ha dejado una huella histórica en nuestra evolución, modelando la variabilidad genética que explica cómo procesamos los sonidos. Por otro, la música tiene un impacto inmediato en los genes, influyendo en su expresión en tiempo real, como lo demuestran proyectos innovadores como Sensogenoma.
Música y salud: un efecto terapéutico
La influencia de la música en la expresión genética es especialmente relevante en el ámbito de la salud. “En pacientes con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, hemos observado que los genes que están alterados debido a la enfermedad pueden expresar una respuesta compensatoria bajo el estímulo musical”, explica el genetista. Este hallazgo podría explicar los efectos beneficiosos que la música tiene en pacientes con daño cerebral, trastornos del espectro autista o enfermedades neurodegenerativas, abriendo nuevas posibilidades terapéuticas.
La música, un puente hacia lo más profundo
David Ballesteros, divulgador científico, añade una dimensión práctica a este fenómeno. “Se ha comprobado cómo la música permite a pacientes con daño cerebral recuperar recuerdos y emociones. Es como si una melodía despertara algo profundo, algo que los genes han guardado durante miles de años”, señala.
En palabras del genetista de la Universidad de Santiago de Compostela, Antonio Salas, la música no solo es arte o entretenimiento, sino “una parte esencial de lo que nos hace humanos”. Los próximos años, asegura, traerán descubrimientos fascinantes sobre esta interacción entre música y genética.
Mientras tanto, cada vez que escuches una canción, recuerda que podrías estar activando la sinfonía genética que te define.
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