El Parque de la Naturaleza de Cabárceno ha acogido el nacimiento de una cría hembra de camello bactriano, una especie en peligro de extinción de la que apenas quedan mil ejemplares en el mundo. Es la segunda vez que ve la luz un animal de esta especie en el parque cántabro, y se trata también de una de las pocas crías nacidas en zoológicos.
La pequeña camella ha pesado al nacer 52 kilogramos y se encuentra en perfecto estado de salud, al igual que su madre, cuyo parto se produjo con normalidad. La integración de la cría con la familia de camellos bactrianos también transcurre sin incidencias, salvo el rechazo del padre durante los primeros días.
El nacimiento, del que ha informado hoy el Gobierno de Cantabria en un comunicado, se produjo el pasado 13 de marzo y, durante las dos primeras semanas de convivencia, el equipo veterinario de Cabárceno ha observado la "llamativa" forma de comunicarse que la cría está teniendo con su madre, a través de fuertes silbidos.
Su llegada a Cabárceno vuelve a marcar un hito en los programas de reproducción del parque cántabro, ya que no es habitual asistir a nacimientos de camellos bactrianos en cautividad, especie de la que viven en el mundo en libertad menos de 1.000 ejemplares. Con su nacimiento, ya son cuatro los camellos de esta especie que viven en las instalaciones de Cabárceno, todos de la misma familia compuesta por el macho adulto, Macandio, la hembra de 14 años, Anastia, y sus dos crías, Dakota de dos años y la recién nacida.
Las camellas bactrianas paren una única cría tras una gestación de entre 12 y 14 meses. Son animales muy grandes (los machos miden más de dos metros y llegan a pesar casi una tonelada), su esperanza de vida es de más de 50 años y se alimentan exclusivamente de hierbas y brotes de arbustos. Se trata de animales bastante pacíficos y muy llamativos, por lo característico de sus dos jorobas.
La especie es originaria de los desiertos de Estados Unidos, desde donde emigraron a Asia hace 4 millones de años, adaptándose perfectamente a estas áridas regiones, donde la temperatura en verano es superior a los 50 grados centígrados y en invierno pueden bajar hasta los 30 grados bajo cero. Por ello, tienen un pelaje lanudo y grueso que les protege en invierno y que se cae conforme pasan las estaciones y suben las temperaturas. Pueden conservar líquidos y permanecer largos periodos sin beber gracias a la grasa acumulada en sus jorobas y en invierno las plantas son suficientes para que puedan sustentarse sin agua durante varias semanas. Cuando encuentran agua abundante, pueden beber más de 100 litros de una sola vez.