El hallazgo se ha producido en el cráter marciano McLaughlin, de 92 kilómetros de diámetro y 2,2 kilómetros de profundidad. Según han señalado los expertos, estas características habrían permitido la existencia de agua subterránea que fluía hacia el interior del cráter. Además, se han encontrado rocas planas en la parte inferior del cráter que contienen minerales de carbonato y arcilla. Ambos se forman en presencia de agua.
"Estas nuevas observaciones sugieren la formación de carbonatos y arcilla en un lago alimentado por aguas subterráneas en la cuenca cerrada del cráter", ha explicado la NASA en este estudio, que ha sido publicado en 'Nature Geoscience'.
Así, según algunos investigadores, el interior del cráter marciano captura agua y en la zona subterránea pudo existir ambientes húmedos. "Estos lugares son hábitats importantes para el sostenimiento de la vida", determina el texto.
En cuanto a su formación, han señalado que McLaughlin carece de canales de flujo de entrada, por lo que el lago "se alimentaba de agua subterránea". Según los autores del trabajo, "estos fluidos atrapados en el subsuelo podría haber violado periódicamente la superficie de las cuencas profundas como las del cráter, por lo que la cuenca del lago podría tener pistas sobre la habitabilidad del subsuelo" del planeta.
McLaughlin cráter se encuentra en el extremo inferior de una pendiente. Por lo tanto, este sitio sería un buen candidato para un proceso como este. "Este nuevo informe revela un Marte más complejo de lo que se creía, por lo menos con algunas zonas más propensas a mostrar signos de vida antigua que otros", ha señalado el jefe de la misión MRO, Rich Zurek.
Lanzado en 2005, el MRO y sus seis instrumentos han proporcionado más datos de alta resolución sobre el Planeta Rojo que todos los otros orbitadores de Marte juntos, según ha informado la agencia espacial estadounidense. Los datos se ponen a disposición de los científicos de todo el mundo para investigar, analizar e informar sobre sus conclusiones.