El comportamiento de las placas de hielo de la Antártida juega un papel clave en las variaciones globales del clima, pero además en algunas zonas se están derritiendo más rápidamente de lo previsto, lo que sugiere que son "extremadamente sensibles al cambio climático".
Así lo señalan dos estudios que publica la revista Nature, uno de los cuales indica que la placa de hielo de la Antártida oriental parece ser más vulnerable de lo que se creía y las proyecciones actuales arrojan una gran incertidumbre sobre su contribución a la subida del nivel del mar en la región. Un grupo de expertos en Bélgica, Holanda y Alemania analizaron datos logrado sobre el terreno, modelos climáticos e imágenes de satélites.
La mayor vulnerabilidad de la placa de hielo antártica oriental se debería a los fuertes vientos que llevan aire caliente y desplazan la nieve de su superficie, indican los expertos, quienes creen que el comportamiento de esa capa es todavía impredecible como para saber su posible contribución al aumento del mar en la Antártida.
Para sorpresa de la comunidad científica, las placas de hielo de algunas regiones de Antártida oriental se están derritiendo más rápidamente de lo previsto, lo que sugiere que son "extremadamente sensibles al cambio climático". El desplazamiento de la nieve en la superficie por el viento caliente y seco crea "un microclima local más templado" donde aparecen un pequeño número de "puntos calientes", entre ellos, un misterioso cráter localizado hace unos años en la plataforma de hielo Rey Balduino.
"Los medios de comunicación indicaron (entonces) que el cráter era, probablemente, consecuencia del impacto de un meteorito", pero en realidad es un "lago colapsado" con un "molino en su interior", un agujero que vierte agua al océano, explicó Jan Lenaerts, miembro de las universidades de Utrecht (Holanda) y Lovaina (Bélgica).
Asimismo, descubrieron que existe un gran número de "lagos con agua derretida" escondidos bajo la superficie del hielo, algunos de los cuales tienen varios kilómetros de tamaño. "¿Es esta una prueba del cambio climático? La cantidad de agua que se derrite (en el cráter) difiere enormemente de un año a otro, pero está claro que aumenta durante los años calientes", advierte Lhermitte.
Pero además, según el segundo estudio de universidades de Reino Unido, Nueva Zelanda, Alemania y Estados Unidos, el comportamiento de la placa de hielo de la Antártida juega un papel clave en los cambios climáticos regionales y globales.
Esa influencia podría explicar también por qué el hielo marino en el hemisferio sur ha seguido aumentando, a pesar del calentamiento experimentado en el resto del mundo. Hasta ahora, los modelos de cambio climático que analizan datos de varios miles de años de antigüedad no han tenido en cuenta la variabilidad climática que ha quedado impresa en los registros paleoclimáticos, señalan los autores.
"La mayoría de los icebergs que se desprenden de la capa de hielo antártida deambulan por esta región como consecuencia de la circulación atmosférica y oceánica", señala en un comunicado Michael Weber, paleoclimatólogo de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).
Los icebergs contienen "grava" que se deposita en una capa de sedimentos sobre el suelo oceánico y su análisis y datación demuestran que, durante los últimos 8.000 años, "hubo siglos en los que se depositó más grava y menos en otros", lo que demuestra que tiene un "comportamiento dinámico".
Los científicos constataron que los citados periodos de alternancia entre pérdidas y el aumento de la masa de hielo han tenido "un efecto en cascada" sobre todo el sistema climático. La comunidad científica ha sabido desde hace décadas que los pequeños cambios en el clima pueden tener un impacto considerable sobre la extensa capa de hielo antártico, pero con este nuevo estudio revelan que también sucede al revés.