El cambio climático causará, entre 2030 y 2050, alrededor de 250.000 muertes adicionales al año, por el aumento de la desnutrición, la malaria, la diarrea y el aumento de las temperaturas, según se desprende de un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud, que alerta que los niños mayores y enfermos, crónicos serán los más vulnerables.
El informe, que ha sido actualizado en su página web, señala que entre esos años podrían morir 38.000 personas de edad avanzada debido a la exposición al calor; un total de 48.000 personas podrían fallecer por diarrea; 60.000 por culpa de la malaria, y 95.000 niños por desnutrición.
"Todas las poblaciones se verán afectados por el cambio climático, pero algunos son más vulnerables que otros", advierten desde la OMS que también alerta del peligro que pueden sufrir los pequeños Estados en desarrollo, las regiones costeras, y regiones montañosas y polares.
Del mismo modo, las áreas con infraestructura sanitaria deficientes - sobre todo en los países en desarrollo - serán las menos capaces de hacer frente a las crisis sanitarias que podría producirse.
La OMS recuerda que, durante los últimos 50 años, el hombre con el desarrollo ha liberado a la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que atrapan el calor adicional en la atmósfera inferior y afectan el clima global.
Los niveles del mar están subiendo, los glaciares se están derritiendo y los patrones de precipitacióones están cambiando. "Los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más intensas y frecuentes", señala la organización sanitaria que recuerda que estos cambios afectarán en un futuro a la posibilidad de disponer de aire limpio, agua potable, alimentos suficientes y refugios seguros.
Además, las elevadas temperaturas atmosféricas contribuyen directamente a las muertes por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo entre las personas de edad avanzada. En la ola de calor del verano de 2003 en Europa, por ejemplo, se registraron más de 70.000 muertes.
Las altas temperaturas aumentan los niveles de ozono y otros contaminantes en el aire que exacerban las enfermedades cardiovasculares y respiratorias; además, el polen y otros niveles de aeroalergenos son también más altos en el calor extremo, lo que supone un aumento de asmáticos.
Por otra parte, el número de informes de los desastres naturales relacionados con el clima se ha triplicado desde la década de 1960. Cada año, estos desastres son el resultado de más de 60.000 muertes, principalmente en los países en desarrollo.
Entre los mayores desastres, la OMS destaca el aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos cada vez más extremos, que destruyen y destruirán hogares, centros médicos y otros servicios esenciales. "La falta de agua potable puede comprometer la higiene y aumentar el riesgo de enfermedades diarreicas, que mata a aproximadamente 760.000 niños menores de 5 años, todos los años. En casos extremos, la escasez de agua conduce a la sequía y la hambruna. A finales del siglo 21, el cambio climático es probable que aumente la frecuencia y la intensidad de la sequía a escala regional y global", añade.
Mientras las inundaciones están aumentando en frecuencia e intensidad con consecuencias devastadoras, las precipitaciones disminuyen la producción de alimentos básicos en las regiones más pobres. "Esto aumentará la prevalencia de la malnutrición y la desnutrición, que en la actualidad causan 3,1 millones de muertes cada año", afirma.
Desde la OMS se urge a los Estados miembros a tomar un nuevo rumbo con políticas enfocadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y fomentar sistemas de energía más limpias.