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¿A qué edad debe comenzar la educación sexual?
La educación sexual es clave para la formación integral de los niños, pero muchos padres aún desconocen cuándo y cómo abordarla. Expertos como la ginecóloga Raquel Carracedo explican por qué iniciar desde edades tempranas es esencial
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Hablar de sexualidad con los niños sigue siendo un desafío para muchas familias. Sin embargo, los profesionales de la salud coinciden en que comenzar temprano es vital para que los más pequeños desarrollen una relación saludable con su cuerpo y con los demás. Raquel Carracedo, ginecóloga de The Women’s Clinic, sostiene que la educación sexual debería empezar en la primera infancia: “Lo ideal es comenzar a hablar de sexualidad entre los tres y cinco años. A esas edades ya se pueden explicar conceptos básicos sobre el cuerpo, las diferencias entre sexos y la importancia del respeto por el propio cuerpo y el de los demás”.
El objetivo en esta etapa no es hablar de relaciones sexuales, sino establecer una base sólida de autoconocimiento, respeto y confianza. En este sentido, Carracedo enfatiza que es fundamental crear un entorno relajado, sin prejuicios, donde los niños puedan expresar sus inquietudes libremente.
Cada etapa, un aprendizaje diferente
La educación sexual no es un tema que se aborda de una sola vez. Según Carracedo, cada etapa de desarrollo requiere un enfoque diferente:
* Infancia temprana (3-5 años) : Introducir conceptos corporales básicos y enseñar el respeto hacia el propio cuerpo y el de los demás.
* Prepubertad (8-12 años : Explicar los cambios corporales y emocionales que implica el desarrollo, la reproducción y fomentar una autoestima positiva.
* Adolescencia (13 años en adelante): Abordar temas más complejos como el consentimiento, los métodos anticonceptivos, el embarazo no deseado y las infecciones de transmisión sexual.
Además, la experta señala la importancia de enseñar frases útiles para que los jóvenes puedan expresar sus límites: “Podemos enseñarles tips como ‘No me siento cómoda en este momento’ o ‘Necesito pensarlo’. Esto refuerza su capacidad para tomar decisiones y respetar su propio bienestar”.
La confianza: clave para una educación sexual efectiva
Uno de los mayores retos para los padres es romper el tabú en torno a la sexualidad. Carracedo insiste en que la clave para una educación sexual efectiva es generar un ambiente de confianza en el hogar: “Es fundamental que los niños y adolescentes se sientan cómodos hablando de estos temas con sus padres. Esto les permitirá buscar información en el entorno correcto y evitar fuentes poco fiables”.
También es esencial recordar que la sexualidad no solo implica riesgos físicos, como embarazos no deseados o enfermedades, sino también repercusiones emocionales. Por ello, la ginecóloga recomienda incluir siempre información sobre autocuidado, respeto mutuo y la posibilidad de buscar apoyo en figuras de confianza como padres, profesores o profesionales de la salud.
Un paso hacia la salud integral
La educación sexual es mucho más que hablar de relaciones íntimas. Se trata de formar a los niños y jóvenes para que comprendan y respeten su cuerpo, establezcan relaciones saludables y enfrenten los retos asociados a la sexualidad con responsabilidad y seguridad. “Esta educación debe ser parte de la formación integral desde la infancia. Solo así podemos garantizar que nuestros hijos crezcan con una visión positiva y responsable de la sexualidad” concluye Raquel Carracedo.
Romper el tabú y empezar a hablar de sexualidad desde edades tempranas no solo es necesario, sino imprescindible para el bienestar físico y emocional de las futuras generaciones.
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