Así lo reveló una investigación dada a conocer esta semana por la universidad chilena "Andrés Bello" acerca de esta pequeña rana, cuyo tamaño adulto no supera los tres centímetros y que tradicionalmente ha sido considerada por los científicos un verdadero sensor de los ecosistemas donde habita.
Su drástica disminución y eventual desaparición supone una llamada de alerta sobre el futuro de la biodiversidad y de diversas especies originarias, según el doctor Claudio Soto, académico de la Universidad Andrés Bello, que encabezó la investigación, en la que también participaron expertos británicos.
El estudio se refiere a la ranita de Darwin del norte (Rhinoderma rufum) y a la ranita de Darwin del sur (Rhinoderma darwinii), esta última también con presencia en Argentina y una de cuyas características únicas es que el macho conserva los huevos fecundados en su boca en parte del período de desarrollo de las crías.
La investigación apuntó a establecer la actual distribución de ambas variedades de este pequeño anfibio, determinando la presencia de 35 poblaciones de la ranita de Darwin del sur en Chile y una en Argentina.
Se trata, según el doctor Soto, de poblaciones "severamente fragmentadas", excepto en el sur de la Isla de Chiloé, y sus concentraciones son inferiores a cien individuos, situación que los hace "muy vulnerables a la extinción", según el investigador.
El caso de la ranita de Darwin del norte es mucho peor, pues los investigadores no lograron establecer su presencia en ningún sitio. La última vez que se observó esta especie fue en octubre de 1980 en las cercanías de San Pedro, en Concepción, a 500 kilómetros al sur de Santiago.
Mediante la aplicación de un modelo programático, los investigadores calculan que esta especie puede haberse extinguido en 1982. "Si la ranita de Darwin del norte efectivamente ha desaparecido, sería el primer caso moderno de extinción de una especie endémica de Chile", alertó el doctor Claudio Soto.
El estudio señala que ambas especies fueron tradicionalmente abundantes en algunos lugares del sur de Chile, según consignó el propio Charles Darwin, quien las clasificó y señaló en sus escritos que esta rana "es excesivamente común en los bosques de Valdivia".
Además existen registros que indican que antes de 1980 era común escuchar y ver a ejemplares de ambas ranitas en los patios de las casas de Chiguayante y Cerro Caracol, en la provincia de Concepción.
A su desaparición, según los expertos, han contribuido también los desarrollos de proyectos urbanos en sectores antes cubiertos por bosques nativos. "Hacia fines de los años 60 y principios de los 70 ambas especies se encontraban ampliamente distribuidas en el centro y sur de Chile, entre las regiones de Valparaíso y Aysén y también en parte de Argentina", según Claudio Soto.
La principal causa de la declinación de ambas especies, de acuerdo con los investigadores, ha sido la rápida destrucción del bosque nativo y su reemplazo por plantaciones de árboles exóticos, como el pino y el eucaliptus, para la producción de madera y papel, lo que eliminó gran parte del hábitat natural de estos batracios.
Actualmente, las mayores concentraciones de la ranita de Darwin del sur están en el extremo meridional de la Isla de Chiloé, a unos 1.200 kilómetros de Santiago. La zona "no tiene caminos, mantiene muy poca población humana y se mantiene poco explorada. Gran parte del área está dentro de un parque protegido y está cubierta por bosque nativo, hábitat natural de las ranitas", explicó el doctor Soto.
Como medidas urgentes, el estudio sugiere que la ranita de Darwin del norte sea clasificada como "críticamente amenazada (posiblemente extinta)" en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
La ranita de Darwin del sur, dicen los científicos, debería ser declarada en peligro de extinción y se tendría que elaborar un plan de acción para su conservación.