A menudo, las personas piensan que actuar o trabajar delante de otras personas le hará confundirse y hacerlo peor y de manera más desordenada. Sin embargo, un nuevo estudio dirigido por un neurocientífico de la Universidad Johns Hopkins ha descubierto precisamente lo contrario: ser observado hace que las personas se desempeñen mejor.
Cuando las personas saben que están siendo observadas, las zonas del cerebro asociadas con la conciencia social y la recompensa estimulan la zona que controla las habilidades motoras, mejorando así el trabajo en tareas especializadas.
Los hallazgos, que podrían ayudar a las personas a ser más efectivas en el lugar de trabajo y en la escuela, se publicarán el viernes en la revista 'Social Cognitive and Affective Neuroscience'.
"Uno pensaría que tener a la gente mirándote no va a ayudar, pero en realidad podría hacerte mejor -asegura el autor principal de estudio Vikram Chib, profesor asistente de ingeniería biomédica en Johns Hopkins y el Instituto Kennedy Krieger-. Una audiencia puede servir como un incentivo adicional".
Chib, que ha estudiado lo que sucede en el cerebro cuando las personas se tensan bajo presión, originalmente lanzó este proyecto para investigar cómo el rendimiento sufre bajo la observación social. Pero rápidamente se hizo evidente que, en ciertas situaciones, tener una audiencia alentaba a la gente a mejorar, de la misma manera que si hubiese dinero en juego.
Estudios previos han demostrado que cuando se observa a las personas, la actividad cerebral se dispara en áreas del cerebro conocidas por pensar en los demás, incluso si las personas no están haciendo nada que otros puedan juzgar. Pero los investigadores no habían evaluado en qué medida, si es que había alguna, las personas enfrentadas a una audiencia podrían trabajar más en busca de una recompensa, o lo que sucede en el cerebro durante este tipo de situación social.
Así, Chib y sus colegas idearon un experimento, realizado en el Instituto de Tecnología de California, en el que 20 participantes realizaron una tarea y se les pagó una pequeña cantidad de dinero dependiendo sus resultados.
La tarea era un videojuego similar a Wii o Xbox Kinect. Los participantes realizaron la tarea tanto frente a una audiencia de dos personas como sin que nadie les observara. Su actividad cerebral se controló con imágenes de resonancia magnética funcional. Cuando los participantes sabían que una audiencia estaba mirando, una parte de la corteza prefrontal asociada con la cognición social, particularmente los pensamientos e intenciones de otros, se activaba junto con otra parte de la corteza asociada con la recompensa. Juntas, estas señales activaron la actividad en el cuerpo estriado ventral, un área del cerebro que motiva la acción y las habilidades motoras.
En esencia, la presencia de un público, al menos pequeño, aumentó el incentivo de las personas para trabajar bien, dijo Chib, y las exploraciones cerebrales validaron esto al mostrar el mecanismo neuronal de cómo ocurre.
Mientras la gente miraba, los participantes tenían un promedio de 5% mejor en el videojuego, y hasta un 20 por ciento mejor en general. Solo dos participantes no tuvieron mejor desempeño frente a los demás. Pero si la audiencia fuera mucho más grande y las apuestas fueran mayores, los resultados podrían haber ido en sentido opuesto. "Aquí, las personas con ansiedad social tendían a tener un mejor desempeño -ha apuntado Chib- pero en algún momento, el tamaño de la audiencia podría aumentar el tamaño de la ansiedad... Todavía tenemos que resolverlo".