El aspecto del 'homo antecessor', el hombre que pobló Europa y nuestra península ibérica hace un millón de años no era tan diferente a nosotros. Quizá tenían las cejas más prominentes y los dientes algo más grandes, pero su rostro era muy parecido al nuestro.
"Si vistiéramos a un 'homo antecessor' con ropa moderna, le diéramos un baño, le lleváramos a la peluquería -nos comenta el investigador José María Bermúdez de Castro- seguramente pasaría inadvertido".
A estas conclusiones ha llegado un equipo de científicos españoles y norteamericanos después de después de comparar el crecimiento facial de los fósiles de dos jovenes -el maxilar del chico de la 'gran dolina', hallado en los yacimientos de atapuerca en Burgos, con los restos del 'homo ergaster' que vivió hace un 1.600.000 años en el lago Turkana, en Kenia-.
"Tras el estudio de dos fósiles que tienen la misma edad dental -nos dice Bermúdez de Castro- pero que murieron en diferentes épocas, sabemos que la cara moderna, junto con una expansión cerebral y un desarrollo dental también de tipo moderno, aparecieron por lo menos hace un millón de años".
Con este nuevo hallazgo, la paleontóloga y escultura francesa que diseñó las reproducciones de algunos de los homínidos del Museo de la Evolución, en Burgos, ya tiene nuevos datos para poder diseñar el nuevo 'homo antecessor' que sustituirá a los actuales dibujos.
Un nuevo diseño que permitirá, además, reforzar la existencia de esta especie cuyos restos sólo han sido hallados en Atapuerca.