La sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea se ha convertido este miércoles en la primera nave en orbitar un cometa.
Tal y como estaba previsto, y tras 10 años de viaje por el espacio, Rosetta se ha encontrado con el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, la roca sobre la que se posará el próximo mes de noviembre.
Ha sido a las 11.29 cuando los aplausos de los presentes en la sala de control han anunciado el éxito de esta misión. "Estamos en el cometa", ha celebrado el responsable de la operación en la sala de control.
En ese momento la nave ha completado con éxito el objetivo que se le había encomendado: situarse a unos 30 kilómetros de la roca, lo que la colocaba dentro de su órbita.
Se trata del primer paso de esta misión. Ahora la nave continuará acercándose en los próximos meses hasta lograr la distancia adecuada para el aterrizaje.
Según ha informado la ESA, en la agenda de la nave está previsto que en septiembre se sitúe a 20 kilómetros del cometa y en octubre a los 10 kilómetros.
En este tiempo de aproximación a 67P/Churyumov-Gerasimenko, Rosetta irá obteniendo datos acerca de la composición, densidad y gravedad del cometa, para que los científicos sepan "con qué se van a encontrar".
Del mismo modo, elaborará mapas de la superficie para determinar cuáles son sus características y cuál será el mejor sitio para llevar a cabo el aterrizaje.
No será la propia Rosetta la que se pose sobre la roca, sino que será la sonda que porta, Philae, quien lo haga.
Tras su expulsión, Rosetta volverá a situarse a 30 kilómetros. De hecho, a medida que el cometa se vaya acercando al Sol, la nave irá aumentando su distancia, hasta los 40-45 kilómetros.
Esto se debe a que, a medida que el cometa está cerca de la estrella va soltando más gases, debido al calor, que hacen que sea más difícil su estudio desde distancias cortas.
En cuanto a la sonda, el experto ha indicado que se posará en noviembre sobre 67P/Churyumov-Gerasimenko y su misión será permanecer allí para ofrecer datos.