La compañía estadounidense Space X realizó este domingo la última gran prueba antes de poder llevar personas al espacio, que supuso la destrucción de un cohete Falcon 9 mientras la cápsula Crew Dragon caía, como previsto y en seguridad, en el mar frente a Florida.
Esta prueba de aborto en pleno vuelo es una de la necesarias que tenía que completar la compañía fundada por el magnate Elon Musk para poner en marcha los primeros vuelos comerciales al espacio con humanos, que está previsto que comiencen en un futuro próximo con los astronautas de la NASA Bob Behnken y Doug Hurley.
El Falcon 9 con la Crew Dragon (también conocida como Dragon 2) se lanzó a las 10:30 hora local (15:30 GMT) desde la histórica plataforma 39A en el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, Florida (EE.UU), la misma del despegue de las misiones lunares del programa Apolo. Después del lanzamiento, SpaceX ordenó la activación del sistema de aborto de la Crew Dragon, que se separó del cohete aproximadamente a los dos minutos y medio de comenzar el vuelo.
La cápsula desplegó cuatro paracaídas a medida que caía sobre la Tierra y a continuación se sumergió en el Océano Atlántico, frente a la costa de Florida. La operación pudo completarse con éxito y duró en total unos diez minutos. "Desafortunadamente", según palabras de la compañía, el Falcon 9 se rompió al caer sobre el océano, tras alcanzar 19,3 kilómetros sobre la Tierra y viajar a 1,5 veces la velocidad del sonido.
SpaceX destruyó intencionalmente el cohete para probar el sistema de aborto de la Crew Dragon, o sea, su capacidad para escapar con seguridad del Falcon 9 en caso de avería. De obtener el "aprobado" en este test, Crew Dragon podría ser autorizado para volar con los astronautas en unas semanas, lo que marcará la primera misión de un vuelo espacial tripulado para la NASA en casi una década.
Desde 2011, cuando la NASA dio por terminado el lanzamiento de sus transbordadores, Estados Unidos ha recurrido a la nave Soyuz rusa para enviar astronautas a la Estación Espacial Internacional (EEI).
Washington pagaba a Moscú por este acuerdo unos 80 millones dólares (72 millones de euros) por asiento, lo que supone, de paso, una situación engorrosa para una potencia muy orgullosa de su historia espacial y de haber pisado la Luna. Frente a la Soyuz, con la que aún tienen vinculación contractual, la Crew Dragon, aseguran, tiene como ventaja que ha sido diseñada desde cero con los avances científicos más recientes.
Mientras Crew Dragon se prepara para transportar humanos por primera vez, esta nave espacial continúa haciendo viajes regulares a la Estación Espacial Internacional que transporta carga bajo el contrato de Servicios de reabastecimiento comercial de SpaceX con la NASA.
Actualmente es la única nave espacial voladora capaz de "devolver" cantidades significativas de carga a la Tierra, indica la web de Space X. En marzo de 2019, esta compañía privada lanzó la Crew Dragon en un vuelo de prueba sin tripulación a bordo, cuando llevo unos 180 kilos de suministros para los astronautas de la EEI, donde permaneció acoplada cinco días y luego regresó a Tierra.