El permafrost ártico se estima que contiene alrededor de un billón de toneladas de carbono, cuya liberación potencialmente aceleraría el calentamiento global. Las emisiones de carbono en forma de metano han sido motivo de especial preocupación porque el metano a escala de 100 años es aproximadamente 25 veces más potente que el dióxido de carbono para atrapar el calor.
Sin embargo, una nueva investigación liderada por investigadores de la Universidad de Princeton y publicada en The ISME Journal en agosto sugiere que, gracias a las bacterias que comen metano, la mayoría de los suelos del Artico en realidad podrían ser capaces de absorber el metano de la atmósfera en lugar de liberarlo. Por otra parte, esa habilidad parece incrementarse a medida que aumentan las temperaturas.
Los investigadores encontraron que los suelos árticos que contienen bajo contenido de carbono --que constituyen el 87 por ciento de la tierra en las regiones de permafrost a nivel mundial--, no sólo eliminan metano de la atmósfera, sino que también serían más eficientes en esa tarea a medida que las temperaturas aumentan.
Durante un período de tres años, un sitio pobre en carbono en la isla Axel Heiberg, en la región ártica de Canadá, absorbió más metano cuando la temperatura del suelo aumentó de 0 a 18 grados Celsius. Los investigadores proyectan que las temperaturas del Artico aumentarán entre 5 a 15 grados centígrados en los próximos 100 años, y que la capacidad de absorción de metano del suelo "pobre en carbono" podría aumentar de cinco a 30 veces.
Los investigadores encontraron que esta capacidad deriva de una especie poco conocida de bacterias en el suelo ártico pobre en carbono que consumen metano recibido de la atmósfera.