Todo lo que debes saber sobre la lluvia de estrellas de Leónidas

La lluvia de meteoros de las Leónidas es visible todos los años entre el 14 y el 30 de noviembre. Este año podremos verlas en la madrugada del sábado 17 al domingo, a partir de la media noche según el Observatorio Astronómico Nacional (OAN).

Suelen caer entre 10 y 20 meteoros por hora, pero este año se espera que superen los 20 meteoros. El máximo de las Leónidas de este otoño coincidirá con la Luna en fase creciente, por lo que observar los meteoros será más difícil. Para disfrutar de la lluvia en todo su esplendor será necesario esperar a las horas previas al amanecer.

Este fenómeno astronómico puede observarse desde cualquier lugar con un cielo oscuro, preferiblemente alejado de la ciudad o desde un lugar con pocos obstáculos para la vista como edificios, árboles o montañas. Tampoco es recomendable utilizar instrumentos ópticos que limiten el campo de visión. Las Leónidas se pueden ver en cualquier parte del cielo, pero el Observatorio aconseja dirigir la mirada en dirección opuesta a la posición de la Luna.

Los meteoros de las Leónidas son fragmentos del cometa 55P/Tempel-Tuttle, descubierto en 1865, y que tiene un periodo orbital de 33,2 años. Como todos los años a mediados de noviembre, la Tierra atraviesa un anillo poblado con los fragmentos desprendidos de este cometa en anteriores pasos cerca del Sol. Cuando uno de esos fragmentos entra en contacto con la atmósfera terrestre, se vaporiza por la fricción con el aire y crea así el resplandor luminoso conocido como meteoro o estrella fugaz.

Todos los meteoros de una lluvia tienen un único punto de origen. A este punto se le conoce como 'radiante', y su localización se utiliza para nombrar a la lluvia de estrellas. Así, las Leónidas reciben su nombre de la constelación de Leo.

Pese a la 'modesta' cantidad de meteoros que caen, cada 33 años las Leónidas ofrecen "espectaculares tormentas de meteoros", llegando a una frecuencia de miles de meteoros por hora, debido al paso del cometa 55P/Tempel-Tuttle por el perihelio de su órbita. Según la Organización Internacional de Meteoros (IMO), las más potentes tormentas de meteoros registradas se produjeron en 1833, 1866, 1966, 1999 y 2001.