Jackie Kennedy feliz... y días después, esperando el féretro de su marido asesinado. Es sólo un ejemplo del logro de Andy Warhol, el contraste que lograba, más allá de su sonrisa, el artista que quería retratar el alma.
Ya de joven mostraba su talento, logrando una beca por sus dibujos para la universidad. Pero el pequeño Andy no quería ser un artista al uso. Transgresor insaciable, descubrió en la fotografía su inagotable inspiración.
Retratos por encargo que vendía ya en los años 80 por 25.000 dólores. Por parejas salían más económicos. Su admirado Truman Capote, el entonces exitoso Sylverster Stallone o el fotógrafo siempre a la gresca con Warhol, Robert Mapplethorpe, son algunos de los retratados.
Fue perseguidor de celebrities para hacerse un hueco. Luego, después de años, fue él, el buscado por ellas para lograr la eternidad.