Aranjuez: Lo mejor es que se ha llenado la plaza

A pesar de ello, Ponce paseó una oreja al cuarto, un toro noble al que cuidó y no le obligó en exceso. El animal se dejó más que sus hermanos y el valenciano lo aprovechó componiendo bien la figura, sobre todo al natural. Hubo un gran cambio de mano y también tiempo para la poncina. Mató de un pinchazo, un metisaca y una estocada, pero logró el trofeo de un público muy con él toda la tarde. En el primero, Ponce se mostró aseado y fácil son un animal deslucido en una faena que nunca logró elevar el tono de su labor.

El Juli recibió bien a la verónica al segundo y luego quitó por chicuelinas. Sin embargo, cuando cogió la muleta, el toro duró dos tandas. Se metió con él, pero todo se fue al limbo. Y el toro, rajado, huía. Con el quinto, un inválido, nada pudo hacer.

Sebastián Castella sólo pudo aprovechar dos tandas por el lado derecho al tercero. Cuando lo intentó por el pitón izquierdo al natural, su oponente se paró y bajó el tono del trasteo. Se metió en los pitones, pero no había solución. Con el sexto, un toro tardo que cuando metía la cara lo hacía con transmisión, sólo disfrutó de un par de tandas. Después, se acabó el toro.