El contraste entre las nuevas formas de entretenimiento y las más sencillas y tradicionales se puede encontrar fácilmente en el municipio tinerfeño de Icod de los Vinos.
Allí los vecinos celebran el día de San Andrés y la apertura de las bodegas con una tradición muy curiosa: tirándose por las calles más empinadas del municipio subidos en tablas de madera.
Velocidad de infarto, el descorche de las botellas de vino y la diversión se dan cita en las Tablas de San Andrés, una popular celebración que lleva a los vecinos de Icod de los Vinos a tirarse por las calles más empinadas del municipio subidos a sus tablas dejando que la adrenalina recorra todo su cuerpo.
Como cada año, el Ayuntamiento de este municipio corta las calles al tráfico para que los vecinos puedan disfrutar de esta tradicional fiesta en la que los participantes sienten una mezcla de nervios, emoción y adrenalina.
Esta es, además, una tradición que pasa de generación en generación y una habilidad que se va perfeccionando con el paso del tiempo.
El inicio de una tradición
Aunque no se tiene muy claro cómo empezó esta tradición, se cree que surgió de manera espontánea entre los empleados de las bodegas, que empezaron a bajar en tablas de maderas desde las zonas más empinadas hasta las más llanas del pueblo.
Así empezó una tradición que ha llevado ahora a los participantes a comenzar a prepararse semanas antes del gran día.
Comienzan arreglando sus tablas para lograr que se deslicen lo más rápido posible por las empinadas calles de Icod de los Vinos. Para ello emplean grasa animal o cera con lo que consiguen que la madera resable más y se deslice mejor.
